Desde el 1 de enero a hoy, los precios de la nafta y el gasoil aumentaron 23 por ciento frente a una devaluación del 40 por ciento y una inflación del 54,8 por ciento. Esta brecha fue impulsada por el programa Precios Justos, por el cual las petroleras participantes se comprometieron a incrementar mensualmente sus valores de los combustibles 4 por ciento.

Comenzó a aplicarse en diciembre y finaliza en agosto. Sin embargo, el desfasaje entre lo acordado y el índice de Precios al Consumidor, que duplica el porcentaje convenido, está provocando un gran perjuicio a la industria que hace peligrar su continuidad.

“El impacto de los precios de los combustibles es marginal en la inflación”, analiza el exsecretario de Recursos Hidrocarburíferos, José Luis Sureda en diálogo con surtidores.com.ar. No obstante opina que hay “que liberarlos inmediatamente, sin dudas”.

El exfuncionario reconoce que el impacto será muy duro para los consumidores, pero sostiene que cuanto más se demore la decisión peor será. “No podemos seguir engañándonos, si seguimos así, se destruye el retailing”, advierte.

Sureda evalúa que el escenario será difícil, ya que eventualmente habrá una caída de la demanda que moderará los precios. “No hay salida indolora, no existe eso”, asume.

Respecto a los impuestos postergados, asegura que no deben trasladarse al precio: “Es una decisión del Estado no aplicarlos y ahora debe aceptar sus consecuencias”.

Por su parte, el experimentado consultor Daniel Gerold, propone la regularización de los combustibles en un período de 6 meses. En su escrito, denominado “Ideas para una Normalización del Sector Energético Argentino”, plantea un régimen de precios internos alineados a paridades de exportación, con previsibilidad en los impuestos.

En este contexto, afirma que el precio actual de la nafta súper debería aumentar entre 40 y 60 por ciento, si se normalizan los gravámenes. “Si se unificara el tipo de cambio, deberían multiplicarse por tres”, subraya Gerold.