De no mediar ningún imprevisto, el gasoducto Néstor Kirchner, que permitirá abastecer al país con el gas de Vaca Muerta, estará finalizado antes del próximo invierno.
Se estima que la obra, que conectará el reservorio no convencional con Salliqueló en 2023- permitirá alcanzar el autoabastecimiento energético, mejorar la competitividad de distintos sectores productivos y generar a la vez saldos exportables, variables que tendrán un impacto directo y positivo en la macroeconomía del país.
En su primera etapa, incrementará la capacidad de transporte en 24 millones de metros cúbicos (m3) de gas diarios para reemplazar la importación de combustibles y fortalecer el suministro de usuarios y usinas de generación eléctrica que abastecen el Área Metropolitana Buenos Aires. La segunda etapa prevé que la tubería se extienda hasta el sur de la provincia de Santa Fe.
Las Bocas de Carga de GNC serían uno de los sectores beneficiados con esta obra debido a que “el costo del gas podría reducirse entre un 10 y un 15 por ciento”, afirma el asesor de la Asociación Estaciones de Servicio (AES), Luis Navas.
“Para los productores resulta una ecuación muy seductora ya que el consumo de esta actividad es uniforme todo el año, y para los estacioneros también, porque la mayor oferta de gas permitirá cubrir los picos de demanda del invierno”, sostuvo en diálogo con surtidores.com.ar.
No obstante advierte que existe un “cuello de botella” que podría alterar esa anhelada mejora. “Mientras la producción y el transporte estarían a la altura, existe un punto débil que son las redes de distribución”, precisa Navas.
El especialista sostiene que la regulación tarifaria impactó duramente en las inversiones que debían ejecutar las licenciatarias. “No se hicieron las ampliaciones necesarias para abastecer un caudal que sin dudas, al haber disponibilidad, será mucho mayor”, puntualizó.
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