Con la reciente confirmación de la candidatura de Claudia Sheinbaum por el oficialismo y la ratificación de Xóchitl Gálvez representante del Frente Amplio por México, alianza tripartita opositora, todo parece que la silla presidencial podría ser ocupada por una mujer por primera vez en la historia de México.
En este sentido, Gálvez, comienza a delinear sus objetivos con respecto a las necesidades energéticas y el consumo en las estaciones de servicio. La misma pidió una reforma radical de la petrolera estatal Pemex, abriendo el mercado a la inversión privada.
La postulante si bien no se comprometió a privatizar la empresa, expresó públicamente su agrado con la empresa brasileña Petrobras, que cotiza en bolsa.
Petróleo Brasileiro S.A. es semi-pública de propiedad mixta y con participación extranjera privada, fundada en 1953. Opera en forma activa de forma internacional y realiza intercambios de una importante diversidad de productos relacionados con la industria de los hidrocarburos.
Este modelo ha ayudado a Brasil a desarrollar su yacimiento presalino de aguas ultra profundas, y ahora es el mayor productor de petróleo de América Latina.
«México no tiene los recursos por sí solo para transformar su sector energético y su economía, por ello la inversión privada debe ser bienvenida para acelerar el desarrollo de manera responsable», señaló.
Asimismo, Gálvez plantea pensar en políticas sustentables que prioricen el cuidado del medio ambiente de la mano de compañías alejadas del mundo gubernamental. “Actualmente las empresas estatales son pésimas para administrar el dinero de los mexicanos y para ser productivas, además quiero defender el planeta”, relató.
Por otro lado, Sheinbaum tomaría acciones que irían por el mismo camino que el presidente Andrés Manuel López Obrador y deberá enfrentar la tarea de continuar con su legado.
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