La transición hacia la movilidad eléctrica plantea un nuevo panorama para las Estaciones de Servicio, que se preparan para recibir una demanda de usuarios que requieren puntos de carga. Sin embargo, este proceso no está exento de retos, sobre todo en relación con los tiempos y costos asociados a las diferentes modalidades de recarga.
Javier Vargas Becerra, Gerente de la Estación de Servicio La Frontera dialogó con Surtidores LATAM y explicó que la clave está en comprender que los vehículos eléctricos cuentan con tres tipos de carga.
“Hay que tener presente que los tiempos de carga de los vehículos eléctricos son tres modalidades: carga rápida que tarda entre veinte y veinticinco minutos, carga intermedia que puede tardar una hora, y carga lenta que puede ser de un periodo de seis a ocho horas”, señaló.
En este escenario, las gasolineras se ven obligadas a replantear su modelo de negocio, ya que la carga rápida se convierte en la opción más atractiva para los usuarios que buscan continuar con sus actividades sin grandes interrupciones. Vargas Becerra destacó: “La apuesta sería a buscar ofrecer carga rápida”.
No obstante, esta alternativa implica también un cambio en la experiencia del consumidor. Durante el tiempo de espera, los establecimientos deben ofrecer valor agregado para retener al cliente. “Durante media hora tenemos que buscar en qué entretener al cliente en ese lapso de tiempo mientras se carga el vehículo”, apuntó el especialista.
Esto abre la puerta a que las gasolineras no solo sean puntos de abastecimiento, sino también centros de servicios adicionales, desde tiendas de conveniencia mejoradas hasta espacios de descanso o entretenimiento. Sin embargo, la implementación de estas estrategias requiere planeación y recursos.
El problema central radica en el costo de la infraestructura. Vargas Becerra advirtió: “Estas facilidades de carga rápida son mucho más costosas y la inversión es mucho mayor, lo que hace que financieramente sea más difícil encontrar punto de equilibrio”. Así, la rentabilidad del modelo depende tanto del volumen de usuarios como de las condiciones regulatorias y de apoyo que puedan existir.
Cabe mencionar que en países donde la electromovilidad avanza a paso más firme, la instalación de cargadores rápidos fue acompañada por incentivos estatales o alianzas público-privadas que alivian el peso de la inversión inicial. Sin un esquema de este tipo, para muchas Estaciones de Servicio el riesgo económico resulta considerable.
El desafío, entonces, no se limita a la parte técnica de instalar cargadores, sino a diseñar un modelo de negocio sostenible en el tiempo. Con la mirada puesta en el futuro de la movilidad, Vargas Becerra concluyó que las estaciones de servicio deben adaptarse. “Siempre teniendo en cuenta que alcanzar el equilibrio financiero será la pieza más compleja de este proceso”, resumió.
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