La 65° Reunión de la Comisión Latinoamericana de Empresarios de Combustibles, realizada del 26 al 28 de noviembre en el Valle Sagrado, Cusco, dejó al descubierto una preocupación compartida por los propietarios de Estaciones de Servicio de la región: el avance de la integración vertical en los mercados de combustibles y la falta de inclusión de los gremios en las decisiones sobre la transición energética. Ejecutivos y especialistas coincidieron en que los cambios regulatorios en varios países no están considerando la realidad operativa de los distribuidores minoristas.
Enrique Marcelo Loayza, presidente de la Asociación de Grifos y Estaciones de Servicio del Perú (AGESP), destacó a Surtidores LATAM que la inquietud central girò en torno a la competencia desigual que se genera cuando actores con poder de refinación o distribución mayorista incursionan simultáneamente en el retail. “A los estacioneros les preocupa competir con quien ya tiene un eslabón más adelante”, explicó, señalando que esto ocurre tanto en mercados regulados como en aquellos con precios libres.
Otro punto de coincidencia entre los países participantes fue la manera en que la transición hacia nuevas energías y la presión por políticas ambientales están impactando al sector. Loayza señaló que en muchos casos estas medidas se implementan “de espaldas a las estaciones y a los gremios”, sin la gradualidad necesaria ni un enfoque adaptado a la realidad económica de cada país. La preocupación, afirmó, es que decisiones apresuradas terminen perjudicando a los establecimientos que sostienen la red de distribución de combustibles.
Desde la delegación peruana, Loayza remarcó que uno de los aprendizajes más claros del encuentro es la necesidad de que los gremios del sector se acerquen más al Estado, tanto al Ejecutivo como al Legislativo. Según dijo, muchos marcos regulatorios en la región nacen como “copias” de modelos europeos o norteamericanos que no siempre se ajustan a la realidad latinoamericana. Por ello, consideró importante que AGESP fortalezca su rol en la discusión normativa para evitar impactos negativos sobre los negocios locales.
El representante peruano también destacó que, en el contexto regional, el Perú aparece como una excepción debido a su mercado plenamente libre desde 1991. Esto significa que los precios tanto de compra como de venta son flexibles y varían de estación a estación sin intervención estatal directa. “Entre una Estación y otra puede haber diferencias del cinco al ocho por ciento”, indicó Loayza, resaltando la competitividad interna del sector.
Cabe mencionar que un rasgo distintivo del modelo peruano es la libertad de compra que tienen las Estaciones de Servicio. A diferencia de otros países donde los contratos de exclusividad con distribuidores mayoristas son obligatorios, en Perú cada Grifo puede cotizar con cuatro, cinco o más proveedores a la vez. Ese esquema, explicó, promueve que los mayoristas compitan entre sí, generando un mercado más dinámico tanto en la adquisición como en la venta de combustibles.
Sin embargo, esa misma flexibilidad implica que los estacioneros deben estar en constante monitoreo de los precios internacionales, pues las variaciones globales se transmiten rápidamente al mercado local. La volatilidad obliga a los empresarios a reaccionar con rapidez para evitar pérdidas, especialmente en un contexto de cambios energéticos y presiones regulatorias.
La participación de AGESP en la CLAEC, según su presidente, aportó una visión distinta al debate regional debido a la experiencia peruana en un mercado abierto. Pero también dejó claras las tareas pendientes para el gremio: fortalecer el diálogo con el Estado, anticipar los impactos de la transición energética y defender un crecimiento ordenado del sector. “Nos toca asumir un rol con mucha mayor gravitación”, concluyó Loayza.













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