La entrada en vigor de la reducción de la jornada laboral semanal a 44 horas encendió las alarmas entre los empresarios del sector de Estaciones de Servicio, quienes enfrentan serias dificultades para adaptar sus operaciones a los nuevos requerimientos legales sin comprometer la sostenibilidad de sus negocios ni el empleo de su personal.
Uno de ellos es Johan Efraín Mejía Mejía, propietario y administrador de la Estación de Servicio Texaco Hayuelos, ubicada en la ciudad de Bogotá. Desde su experiencia en el terreno, Mejía aseguró a Surtidores LATAM que esta medida representa un gran desafío para todo el sector, pero especialmente para aquellos que, como su estación, operan bajo un modelo 24/7.
“El reto es aún mayor para nosotros, porque no podemos darnos el lujo de cerrar o reducir la atención sin afectar al usuario final”, afirmó. La preocupación no es menor. Según explicó el empresario, la reducción de la jornada laboral, sumada a la reciente aprobación de la reforma laboral, está obligando a los operadores del sector a repensar sus modelos de operación.
“Nos vemos en la necesidad de buscar soluciones creativas si queremos seguir siendo sostenibles y competitivos”, asegura. En su caso, ya se están revisando procesos administrativos y operativos para optimizar recursos.
Entre las medidas implementadas, Mejía mencionó el ajuste de horarios en oficinas administrativas, la reorganización de turnos de mantenimiento, la reducción de personal en ciertas franjas horarias y la posible creación de turnos especiales más extensos.
Sin embargo, a pesar de estos ajustes, proyecta un incremento en los costos laborales de entre un 15% y un 20%, que se suman al aumento del 15% que ya habían experimentado por la reducción progresiva de la jornada en años anteriores.
Lo más preocupante, según indica, es que estos sobrecostos amenazan directamente la estabilidad del empleo en el sector. “Nuestra prioridad es preservar al máximo los puestos de trabajo de nuestros vendedores de servicio, quienes son el corazón de nuestras gasolineras”, sostuvo. Pero advirtió que, de no encontrarse apoyos o flexibilidades, será muy difícil no afectar al personal.
El panorama es especialmente complejo para las pequeñas empresas del rubro. “La gran mayoría de nuestro sector está compuesta por pequeños empresarios que emplean en promedio a 10 personas por establecimiento y que registran ventas mensuales cercanas a un promedio de 42.000 galones a nivel nacional”, explicó Mejía.
El empresario también insistió en la importancia de una buena comunicación interna como herramienta clave para enfrentar este proceso de transición. “Creo que es fundamental involucrar al personal en el proceso de adaptación a la nueva jornada laboral, escuchar sus inquietudes y construir soluciones conjuntas”, afirma. Esto no solo facilita la implementación de los cambios, sino que fortalece el compromiso del equipo.
Finalmente, Mejía hizo un llamado al gobierno para que tenga en cuenta las particularidades de sectores como el de las estaciones de servicio al momento de implementar reformas de carácter laboral. “Necesitamos un enfoque más flexible y adaptado a las realidades de operación continua. De lo contrario, estas reformas, que buscan beneficiar a los trabajadores, podrían terminar perjudicándolos”, concluyó
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