La tranquilidad comenzó a volver al sector energético uruguayo tras más de un mes de incertidumbre. ANCAP confirmó que la fuga en la boya petrolera de José Ignacio fue reparada, luego de un derrame que alcanzó los 40 litros de hidrocarburos y que obligó a detener la descarga de crudo a mediados de agosto.
Según informó la empresa estatal, las pruebas iniciales realizadas con agua y tinta no detectaron pérdidas. “Las últimas pruebas han dado un resultado positivo, no hay pérdidas testeadas por distintos factores, tanto visuales como sonoros”, explicó el diputado nacionalista por Maldonado, Federico Casaretto, tras mantener una reunión con el directorio de la compañía. No obstante, la validación final se realizará con la descarga de combustible prevista para hoy.
Casaretto precisó que el desperfecto se originó en una perforación de apenas medio centímetro, suficiente para interrumpir el suministro hacia la refinería de La Teja. Esta situación obligó al país a abastecerse durante semanas con combustibles ya procesados, lo que supuso un cambio en la operativa habitual de ANCAP.
El legislador recordó que actualmente un buque petrolero espera descargar en la boya y que, de no surgir nuevos inconvenientes, ese proceso se completará en las próximas horas. Posteriormente, otro buque arribará en un plazo de 20 días, tiempo en el cual la empresa continuará realizando testeos preventivos y monitoreos adicionales en busca de eventuales fallas.
Si bien la emergencia generó costos adicionales, desde ANCAP transmitieron que estos no se trasladarán de forma inmediata al precio de los combustibles. “Nos hablaron que hay una especie de colchoncito que ANCAP tiene para estas situaciones que se pueden presentar”, señaló Casaretto. Esa reserva financiera, según indicó, permite absorber el impacto sin recurrir a un ajuste en surtidores.
De todas formas, el diputado planteó que en escenarios imprevistos de mayor magnitud, la compañía no descarta recurrir a préstamos o endeudamiento para sostener la operativa, aunque aclaró que esa alternativa es considerada solo en casos excepcionales.
Respecto de la solución aplicada, se trata de un arreglo provisorio que permite retomar la operativa con relativa normalidad. Sin embargo, la reparación definitiva demandará más tiempo y una inversión significativa. “La solución a corto plazo es la que se concretó ahora, pero la de largo plazo llevará unos dos semestres y consiste en comprar una pieza entera”, explicó Casaretto.
El parlamentario advirtió que se trata de un componente altamente especializado y con escasa disponibilidad mundial. “Hay cuatro o cinco empresas en el mundo que se dedican a hacer estas piezas”, subrayó, lo que implica que los plazos de sustitución no dependen solo de ANCAP sino también de la capacidad de producción de esas firmas.
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