Pese a las ventajas económicas y medioambientales del Gas Natural Vehicular, su adopción en el país avanza con lentitud. Según datos de la Asociación Automotriz del Perú (AAP), el parque vehicular a GNV alcanzó 344.085 unidades al cierre del primer trimestre de 2025, lo que representa un crecimiento anual del 7.5%.
Sin embargo, el número de conversiones de vehículos cayó un 13.3%, evidenciando que el interés por este tipo de combustible se estanca, aun cuando ofrece un ahorro frente a combustibles tradicionales como el gasohol.
Uno de los principales problemas identificados por la AAP es la ausencia de una estrategia nacional clara y sostenida que impulse la masificación del GNV. A pesar de que el precio promedio de este combustible se sitúa en S/ 1.78 por m3 muy por debajo de los S/ 14.59 por galón del gasohol regular, los incentivos estatales son escasos.
Las conversiones, que podrían beneficiar al bolsillo del ciudadano y al medio ambiente, no despegan debido a trabas fiscales, burocráticas y una infraestructura limitada fuera de Lima.
La situación es particularmente preocupante en las regiones, donde solo el 14.2% de las 345 estaciones de carga de GNV están ubicadas fuera de la capital. A esto se suma la reducción de talleres de conversión, que disminuyeron un 3.3%, dejando un total de 296 establecimientos.
Además, el marco tributario desincentiva a los importadores de vehículos nuevos que optan por la conversión antes de la venta, ya que no pueden deducir el ISC correspondiente, lo que encarece la oferta.
“El problema no es técnico, es de gestión pública”, afirmó Alberto Morisaki, gerente de Estudios Económicos de la AAP a través de un comunicado. Para él, la solución pasa por una política estatal articulada que incluya financiamiento, expansión de infraestructura, ajustes fiscales y campañas informativas para eliminar los mitos que rodean al GNV, como los supuestos daños al motor o riesgos de seguridad. Esta visión también contempla un papel más protagónico del Estado en promover su uso en el transporte público y las flotas oficiales.
Actualmente, el 96.3% de los vehículos a GNV en Perú son livianos, mientras que el transporte pesado, como buses o camiones, apenas representa una fracción. Sin una intervención firme y sostenida del Gobierno, el GNV difícilmente logrará convertirse en una opción energética viable para reducir la dependencia del diésel y avanzar hacia una movilidad más sostenible.
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