La confirmación del acuerdo entre YPF y McDonald’s para incorporar propuestas gastronómicas en estaciones seleccionadas volvió a poner en el centro del debate al futuro del negocio minorista de combustibles. Más allá del impacto puntual del anuncio, la iniciativa se inscribe en un proceso más amplio de reconversión que apunta a transformar las Estaciones de Servicio en predios comerciales multipropósito, capaces de captar nuevos flujos de ingresos y prolongar el tiempo de permanencia del cliente.

Desde la conducción de la petrolera de mayoría estatal, el presidente Horacio Marín, planteó la necesidad de dar un salto cualitativo en la oferta, con espacios segmentados y alianzas estratégicas que permitan elevar los márgenes y mejorar la experiencia del consumidor. El foco ya no está únicamente en el surtidor, sino en todo el ecosistema que rodea a la carga de combustible, desde la gastronomía hasta los servicios de conveniencia.

Este viraje no es exclusivo del mercado local. En países desarrollados, la diversificación de servicios en las estaciones es una realidad consolidada desde hace años. España aparece como uno de los ejemplos más citados por los especialistas del sector, donde el negocio non-oil se convirtió en un pilar central para sostener la rentabilidad de las bocas de expendio.

En diálogo con Surtidores, el presidente de la Confederación Española de Estaciones de Servicio, Ignacio Rabadán, explicó que la lógica es estrictamente empresarial: cuando el umbral mínimo de rentabilidad no se alcanza con la venta de combustibles, es imprescindible generar ingresos por otras vías. En ese marco, la mayoría de las estaciones españolas incorporaron tiendas de distinto formato, adaptadas a si se trata de puntos urbanos, de carretera o rurales.

En las zonas menos pobladas, incluso, las estaciones cumplen un rol social clave. Ante la retirada de otros comercios, muchas se transformaron en la tienda del pueblo, la panadería, el estanco o el punto de retiro de compras online mediante lockers. A esto se suman servicios de lavado de vehículos, lavanderías automáticas, espacios para higiene de mascotas y una fuerte presencia de cadenas gastronómicas y cafeterías reconocidas a nivel internacional.

La experiencia europea muestra, además, que el valor del suelo donde se emplazan las estaciones es un activo estratégico. Ubicaciones privilegiadas, accesos consolidados y una relación histórica con el consumidor convierten a estos predios en espacios altamente demandados por operadores gastronómicos y energéticos, desde restaurantes de comida rápida hasta empresas de recarga eléctrica, GLP o GNC.

En Argentina, distintos actores del rubro coinciden en que la tienda de conveniencia será cada vez más determinante en la ecuación económica de las estaciones. Hoy, cerca del 80 por ciento del negocio sigue dependiendo del combustible, pero la tendencia apunta a un esquema más equilibrado, donde el non-oil pueda representar hasta la mitad de los ingresos en el mediano plazo.

En este contexto, la estrategia de avanzar con alianzas gastronómicas aparece como una señal clara de cambio de época. El modelo rompe con la lógica histórica de desarrollar únicamente ofertas propias y se alinea con lo que ya ocurre en los mercados más competitivos del mundo, donde la diversificación dejó de ser una alternativa para convertirse en un componente central del negocio.

Como conclusión, los expertos consultados por este medio coinciden en que la reconversión de las Estaciones de Servicio hacia predios multipropósito es un proceso irreversible. No obstante, advierten que el éxito del modelo dependerá de su forma de implementación: qué establecimientos cuentan con las características edilicias, de ubicación y flujo necesarias para encarar la renovación; cómo se articularán los formatos premium con los puntos tradicionales; y, fundamentalmente, quiénes operarán los nuevos negocios que se integren a las estaciones. Interrogantes abiertos que marcarán el ritmo y la profundidad de una transformación que ya empezó a redefinir el mapa del sector.