Las refinerías de basura en países como Japón o Noruega ya están a la par de las de combustibles en base a petróleo.

Uruguay.
17 Oct, 2025
Gran potencial De basura a combustible: una oportunidad estratégica para Uruguay
Inspirado en el modelo noruego, Uruguay ya es capaz de transformar residuos en energía para el transporte, reduciendo su dependencia del petróleo importado.

Noruega es conocida mundialmente por su sistema de valorización energética de residuos: transforma basura en electricidad y calefacción, y ha convertido sus vertederos en parte de su matriz energética. Pero más allá de la generación eléctrica, el modelo nórdico también incluye una estrategia menos conocida pero igual de revolucionaria: la producción de combustibles para vehículos a partir de desechos.

Hoy, una parte importante de la flota noruega —particularmente el transporte público y pesado— funciona con biogás y combustibles renovables producidos localmente, obtenidos a partir de residuos orgánicos urbanos, lodos de depuradora y desechos industriales. Es un círculo virtuoso: la basura que antes se enterraba ahora mueve ómnibus, camiones y vehículos municipales.

DEPENDENCIA DEL PETRÓLEO

Uruguay importa el 100 por ciento de los combustibles que utiliza. Cada litro de nafta o gasoil proviene de petróleo crudo importado y procesado en la refinería de La Teja, o directamente del mercado internacional cuando hay desperfectos logísticos, como fue la reciente falla en José Ignacio.

Al mismo tiempo, el país genera miles de toneladas de residuos urbanos, agrícolas e industriales que terminan en rellenos sanitarios o son desaprovechados. Muchos de esos residuos —orgánicos, lodos, aceites usados, plásticos no reciclables— pueden convertirse en biometano, biodiésel o combustibles sintéticos, mediante tecnologías que ya están maduras a nivel global.

BIOMETANO UNA EXPERIENCIA A REPLICAR EN URUGUAY

En Noruega, el biogás obtenido de residuos orgánicos se purifica hasta alcanzar calidad vehicular (biometano), y se inyecta en la red de combustibles comprimidos o se distribuye en estaciones propias. Alimenta líneas de ómnibus urbanos, camiones de recolección de basura, vehículos municipales e incluso flotas privadas.

Uruguay tiene potencial similar. Los residuos orgánicos urbanos podrían alimentar biodigestores en ciudades medianas como Paysandú, Salto o Rivera. Los efluentes de tambos, frigoríficos y agroindustrias podrían generar biometano rural. ANCAP podría integrarlo en su red de distribución, como ya hace con biodiésel.

BIOCOMBUSTIBLES AVANZADOS

Además del biometano, existen tecnologías para transformar plásticos no reciclables, aceites usados y residuos industriales en combustibles líquidos como biodiésel avanzado o combustibles sintéticos (e-fuels). Son compatibles con motores actuales, no requieren modificar la flota y tienen menor huella de carbono.

Para Uruguay, esta alternativa sería especialmente valiosa en sectores difíciles de electrificar a corto plazo: transporte pesado y de larga distancia, flotas agrícolas y forestales, y logística rural.

¿QUÉ SE NECESITARÍA EN URUGUAY?

  • Política clara de valorización energética que integre biometano y combustibles derivados de residuos a la matriz nacional.
  • Proyectos piloto regionales en ciudades o polos agroindustriales.
  • Regulación técnica y fiscal para habilitar el uso vehicular de biometano y e-fuels, con normas de calidad.
  • Incentivos tributarios y financieros para inversión privada en plantas de conversión.
  • Integración con ANCAP y las redes de distribución existentes.

BENEFICIOS POTENCIALES

La generación de combustibles a partir de basura, implicaría que Uruguay reduzca la importación de crudo, disminuyendo al mismo tiempo la huella de carbono, allende el desarrollo local: empleos verdes, innovación tecnológica y cadenas de valor circulares.

Paralelamente, habría una considerable reducción de basura en rellenos y vertederos y una mayor resiliencia energética, al diversificar fuentes.

¿UNA TRANSICIÓN POSIBLE?

Uruguay es pionero en América Latina en transición eléctrica renovable y hoy posee la oportunidad de dar un segundo paso estratégico: transformar parte de sus residuos en combustible para vehículos, siguiendo ejemplos exitosos como el noruego.

No se trata de copiar, sino de adaptar inteligentemente un modelo probado a nuestra escala y necesidades: transporte pesado, polos agroindustriales y ciudades medianas. La basura puede ser mucho más que un problema: puede mover el país.

Etiquetas de la nota: biocombustibles | combustibles

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