La transición energética en México enfrenta desafíos complejos que van más allá de la simple adopción de nuevas tecnologías. A medida que el país avanza hacia un futuro más limpio, con la incorporación de vehículos eléctricos y otras energías renovables, surgen retos en áreas como la infraestructura eléctrica, el impacto ambiental y la política energética. 

Luis Omar Guzmán Juárez, experto en regulaciones mexicanas, ofreció a Surtidores Latam una visión clara sobre la realidad, comenzando por el debate actual: El “fracking”. Esta técnica es utilizada para extraer gas natural y petróleo de formaciones rocosas profundas bajo la superficie terrestre. Se inyecta agua a alta presión mezclada con productos químicos y arena para romper la roca y liberar los hidrocarburos. 

Esta opción ha sido prohibida por la administración actual debido a preocupaciones ambientales y de salud. Sin embargo, Guzmán Juárez mencionó que la práctica está siendo reconsiderada como una opción para aumentar la producción de gas natural, lo que ha provocado una polémica entre los beneficios económicos y los posibles daños irreversibles al medio ambiente.

Por otro lado, el aumento en la demanda de puntos de recarga de autos eléctricos obliga a cuestionar la creencia popular de que estos vehículos son completamente ecológicos. El especialista sostuvo que «aunque se elimina la combustión interna en los autos, se sigue contaminando en las centrales eléctricas que generan esa energía«. A su juicio, la transición a EV no resuelve el problema ambiental, solo cambia el lugar donde se genera.

Además, la infraestructura eléctrica de México enfrenta importantes desafíos. «No tenemos un sistema de almacenamiento eficiente para satisfacer la demanda de todo el país. La electricidad que se consume debe generarse en tiempo real, lo que provoca pérdidas en la distribución y presiona al sistema eléctrico, causando apagones», relató. 

El experto subrayó la importancia de considerar el ciclo de vida de las baterías de los autos eléctricos. Según él, las mismas tienen un impacto significativo desde su fabricación hasta su disposición como desechos. 

En este sentido, Guzmán Juárez reconoció que la decisión de avanzar en la transición energética debe equilibrar tres factores claves: el desarrollo económico, el bienestar humano y la protección ambiental. 

Sin embargo, el mismo finalizó advirtiendo que cualquier sacrificio en términos de derechos humanos y acceso a recursos naturales, como el agua, podría tener consecuencias, aunque estos cambios dependeran de las políticas públicas que se desarrollen.