El terremoto de magnitud 8.8 registrado el pasado 29 de julio en Rusia activó una alerta de tsunami en las costas del océano Pacífico, lo que llevó a las autoridades marítimas peruanas a tomar medidas preventivas inmediatas.
La Dirección General de Capitanías y Guardacostas del Perú (Dicapi) dispuso el cierre de más de 120 puertos en el litoral nacional, incluidos terminales de hidrocarburos, ante la amenaza de la llegada de olas de gran tamaño.
A pesar de que el fenómeno no llegó a materializarse con la magnitud prevista, el impacto en las operaciones portuarias fue inmediato. Según informó OSINERGMIN, durante el evento se suspendieron completamente las actividades en los terminales de carga y descarga de combustibles, además de iniciarse una fiscalización sobre las condiciones de seguridad en dichas infraestructuras.
En este contexto, reapareció una preocupación histórica: la fragilidad del sistema de almacenamiento de combustibles en el país. César Gutiérrez Peña, ingeniero mecánico y expresidente de Petroperú, dialogó con Surtidores LATAM y advirtió que “la escasez de almacenamiento va más allá de esta coyuntura, es un mal endémico”. Según señaló, el stock actual “no soporta una demanda de cinco días”, una situación que se arrastra desde hace más de tres décadas y que se ha agravado con el crecimiento del consumo energético.
“El tsunami no se produjo, pero la alerta dejó al descubierto lo precario del sistema”, afirmó Gutiérrez, al referirse a la dependencia del país de una logística portuaria activa para asegurar el suministro continuo de combustibles. A su juicio, cualquier interrupción, incluso preventiva, pone en riesgo a sectores estratégicos como el transporte, la salud y la producción industrial.
Cabe señalar que desde el sector energético se insiste en la urgencia de acelerar la implementación de políticas que refuercen la seguridad energética del país, más aún en un contexto global marcado por tensiones geopolíticas, eventos climáticos extremos y la creciente demanda local.
Actualmente, las expectativas están centradas en la puesta en marcha de la Agencia de Inventarios de Combustibles, un organismo creado para mejorar la capacidad de respuesta ante crisis de abastecimiento. No obstante, su implementación aún se encuentra en etapa inicial. “El reglamento está pendiente de elaborarse y recién después se conformarán los cuadros directivos y ejecutivos”, señaló el especialista.
En esa línea estimó que los primeros resultados concretos podrían tardar años. “Mi visión de una AIC iniciando la administración de nuevo almacenamiento construido es que se tendrá suerte dentro de cuatro años”, concluyó Peña.
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