El negocio de las Estaciones de Servicio atraviesa un cambio de paradigma, ya que además de vender combustibles, hoy buscan sumar servicios que amplíen su atractivo y generen nuevas fuentes de ingresos. Entre ellos, los lavaderos autoservicio se convirtieron en una de las principales apuestas para atraer más público y fidelizar al cliente que ya ingresa al predio.
Uno de los protagonistas de esta transformación es Nettuno, empresa que opera actualmente unos 35 puntos de lavado y que planea instalar al menos 15 más antes de fin de año. Los equipos que cuentan con la representación de las marcas italianas Vaportecnic, Iteco y Rhutten, están disponibles en estaciones de Maldonado, Montevideo, Canelones, Salto y Cerro Largo, con próximas aperturas en Tacuarembó y otros departamentos.
“Lo que ofrecemos a las estaciones es un producto que funciona y que genera un círculo virtuoso. El cliente entra a cargar combustible y, ya que está, lava el auto. O al revés: llega por el lavado, pero aprovecha para echar nafta o hacer una compra rápida. Todo queda integrado en un mismo lugar”, explicó a Surtidores Uruguay, Miguel San Germán, directivo de la compañía.
El sistema, que funciona las 24 horas, se activa mediante fichas vendidas en las tiendas a un costo de $75, y en algunos departamentos $80. Para los operadores, esto implica un negocio adicional inmediato y sin fricciones: las máquinas no requieren personal especializado, son de uso sencillo y rotan con alta frecuencia.
Además, el atractivo se multiplica por las ventajas técnicas frente a un lavado tradicional. Cada ciclo consume entre 30 y 40 litros de agua, contra los 150 a 200 litros habituales, y reduce hasta un 70 por ciento el gasto de electricidad.
Los insumos biodegradables y certificados bajo estándares europeos, se aplican de forma dosificada, lo que garantiza rendimiento y cuidado ambiental. “Nada se desperdicia, cada producto se mide en miligramos, lo que nos permite gastar lo justo y necesario”, puntualizó San Germán.
La experiencia del automovilista también está pensada para sumar valor a la estación, ya que el proceso dura sólo entre dos y diez minutos, incluyendo limpieza de llantas, espuma activa, enjuague, cera protectora, enjuague final con ósmosis y aspirado interior con aire comprimido. “El usuario lo elige porque es rápido, nadie toca su auto y se adapta a sus tiempos: desde un Uber que necesita lavar entre viajes hasta alguien que quiere gastar poco y resolverlo enseguida”, añadió.
El crecimiento de la red también se apoya en contratos con marcas como Misurol y Nexzur, además de la presencia en numerosas estaciones ANCAP. Paralelamente, la compañía desarrolla soluciones para transporte pesado, con máquinas de rodillos destinadas a ómnibus y camiones.
De esta manera, el lavado autoservicio se está consolidando como una tentadora oferta que no solo satisface una necesidad concreta del automovilista, sino que potencia la rentabilidad del punto de venta, integrando en un mismo lugar combustible, tienda y limpieza del vehículo.
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