El avance imparable de los medios de pago electrónicos está generando un nuevo frente de preocupación para los expendedores de combustibles. En un contexto económico adverso, donde el efectivo escasea y las familias se apoyan en la financiación para llegar a fin de mes, la carga de nafta con plástico se volvió moneda corriente.
Sin embargo, detrás de esta modalidad de pago cada vez más extendida se esconde un problema: las Estaciones de Servicio deben absorber los costos de comisiones, esperar días para cobrar y enfrentar crecientes dificultades para sostener la operatoria diaria. La ecuación empieza a desbalancearse, sobre todo para los pequeños y medianos operadores.
“Observamos un crecimiento constante en la utilización de tarjetas como medio de pago. Esto redujo notablemente la proporción de dinero en efectivo que ingresa diariamente a las Estaciones de Servicio”, expresó Alberto Boz, presidente de la Federación Argentina de Expendedores de Nafta del Interior (FAENI), en diálogo con surtidores.com.ar. En ese sentido, indicó que en las grandes ciudades el efectivo representa actualmente entre un 20 por ciento y un 25 por ciento del total recaudado.
El resto de las operaciones se realiza mediante transferencias a través de aplicaciones como Modo o Mercado Pago, o bien mediante sistemas de fidelización impulsados por las petroleras, que ofrecen beneficios y descuentos en días específicos. Según el dirigente, este fenómeno se profundiza en los centros urbanos, mientras que en localidades más pequeñas el efectivo conserva una mayor participación, llegando hasta el 40 por ciento de las operaciones.
“El impacto económico de esta tendencia es significativo. Por un lado, se incrementan los costos por comisiones de los medios electrónicos. Por otro, las acreditaciones no son inmediatas, lo que genera una carga financiera adicional para el operador, que debe esperar entre 48 y 72 horas para disponer de los fondos correspondientes a cada venta”, explicó.
Asimismo, señaló que el manejo de efectivo también implica ciertos costos logísticos. “En algunos casos se debe contratar servicios de transporte de caudales, lo que representa un gasto extra. Además, si bien son pocos los bancos que hoy cobran por los depósitos en billetes, persiste la incertidumbre respecto a posibles modificaciones en ese sentido”, afirmó el directivo.
Pese a estas complicaciones, Boz destacó que el uso extendido de las tarjetas tiene un efecto positivo al permitir mantener el nivel de ventas. “Muchos consumidores recurren a ellas como forma de financiación, mientras que a nosotros nos permite sostener el volumen de comercialización, lo cual representa una mejora respecto a la tendencia negativa de los últimos años”, puntualizó.
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