Pese a las fluctuaciones que mes a mes marcan el ritmo de los precios de las gasolinas y el diésel en México, un análisis de PetroIntelligence reveló que, desde el inicio de la actual administración federal, los valores de estos combustibles se mantuvieron por debajo del crecimiento acumulado de la inflación general.
El caso cobra relevancia al observar los datos más recientes de junio de 2025, donde el comportamiento dispar entre los distintos tipos de gasolinas vuelve a poner sobre la mesa la complejidad del mercado energético mexicano.
Desde 2017 hasta mediados de 2025, las tarifas mostraron una mayor volatilidad mensual que la inflación nacional. Esta dinámica se agudizó durante los primeros meses de la pandemia por COVID-19, cuando el confinamiento redujo drásticamente la movilidad, y volvió a intensificarse en 2021 con el repunte de la demanda.
En el corte de junio de este año, el contraste se hizo notorio, ya que mientras la gasolina regular registró una leve disminución mensual de –0.29%, la premium aumentó 0.37% y el diésel 1.72%, frente a una inflación mensual de apenas 0.28%.
Desde la consultora dieron a entender que estas diferencias responden a varios factores. Por un lado, se encuentra la política de control de precios impulsada durante este sexenio, especialmente en la gasolina regular, donde la administración acordó con distribuidores un precio objetivo de $24 por litro.
De hecho, cuando se observa la evolución acumulada desde diciembre de 2018 hasta junio de 2025, se confirma que ninguno de los tres tipos de carburantes creció por encima de la inflación acumulada del periodo. La regular aumentó 22.82%, la premium 22.57% y el diésel 23.65%, mientras que la inflación general se ubicó en 31.78%.
Otro enfoque del estudio consistió en comparar los valores observados arrojando resultados mixtos, en junio, el precio de la gasolina regular fue menor que su precio tope, mientras que el de la premium y el diésel lo superaron. Esta disparidad sugiere que los mecanismos de control y subsidios han sido más efectivos sobre el combustible de mayor consumo popular, en tanto que los precios de los otros productos reflejan en mayor medida la dinámica del mercado.
Como complemento, se calculó una proyección alternativa considerando el incremento del 31 de diciembre de 2018 ajustado por inflación acumulada. Bajo este enfoque, en junio de 2025 los precios se mantuvieron por debajo de esos niveles teóricos, lo que refuerza la idea de que, pese a las alzas puntuales, la política energética evitó que los hidrocarburos se conviertan en uno de los principales motores de inflación.
En definitiva, los datos disponibles muestran que el comportamiento mensual sigue siendo volátil, lo que representa un desafío permanente para las políticas públicas. Sin embargo, al observar el panorama de largo plazo, se concluye que el precio de las gasolinas y el diésel estuvieron contenidos.
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