A escala mundial, los mayores consumidores de gasolinas y diésel son Estados Unidos y China, gigantes por población e industria. Sin embargo, México se consolidó en el grupo de las naciones con más demanda, ya que ocupa el octavo lugar global en consumo de gasolina y el doceavo en diésel. Según expresó a Surtidores Latam, el especialista en energía Ramses Pech, este posicionamiento responde a la magnitud de su infraestructura, al número de vehículos en circulación y al dinamismo de su economía.
En la actualidad existen alrededor de 13.884 Estaciones de Servicio en la República Mexicana, de las cuales 13.750 expenden gasolinas. Pemex mantiene el 57% de estas bajo su marca, mientras que el 43% restante opera con sellos privados. Unas 10.780 expendedoras comercializan diesel, con un 58% bajo el logotipo de la empresa del Estado y el resto en manos privadas.
Ante esto, el experto remarcó la importancia de la logística en el engranaje de distribución. “Para que un litro llegue a la bomba, detrás hay una infraestructura que debe funcionar como un reloj”, señaló Pech. Pemex mantiene el control del 80 a 85% de la comercialización y distribución, tanto de producción nacional como importadas. La red de ductos supera los 16 mil kilómetros, complementada por 5.700 autotanques, 525 carrotanques y 16 buques tanque que abastecen las costas del Golfo y del Pacífico.
El especialista destacó que esta red permitió evitar desabastos graves, pero su operación está en la cuerda floja: “La infraestructura actual apenas logra sostener la demanda. Cualquier alteración en el sistema logístico de Pemex repercute de inmediato en el mercado y puede generar desajustes en las Estaciones de Servicio”.
La llamada “última milla”, el trayecto entre las terminales de almacenamiento y despacho y las gasolineras, es uno de los puntos más críticos. En regiones como el Sur-Sureste, donde la red de ductos es insuficiente, el transporte se realiza principalmente con pipas, lo que eleva los costos y repercute en el precio al consumidor. “Mover un litro de combustible depende de la distancia y de la zona. Mientras más lejos esté la estación de una terminal, más caro será el traslado”, sostuvo.
Asimismo, Pech subrayó que “el país necesita más centros satelitales de almacenamiento y un incremento en los permisos de distribución. Sin esto, regiones como el Sureste o el Noroeste seguirán siendo vulnerables a la variación de precios y a posibles problemas de abasto”.
El mismo concluyó que este mercado es uno de los motores de la economía mexicana y que con más de 160 millones de litros de gasolina y diésel que se consumen cada día, el abasto no es solo un asunto de mercado: “es una cuestión de seguridad energética y de estabilidad económica”.
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