Paraguay venía ganando terreno con su propuesta de gasoducto bioceánico para llevar el gas de Vaca Muerta a Brasil. Pero en los últimos días surgió Uruguay como nuevo competidor, poniendo sobre la mesa un plan propio para canalizar ese flujo energético a través de su territorio, apoyado en estabilidad política, infraestructura existente y una hoja de ruta técnica ya elevada a Presidencia.
El punto de partida formal de esta carrera se dio en julio, cuando el ministro de Economía argentino, Luis Caputo, firmó en Buenos Aires un Memorándum de Entendimiento con sus pares paraguayos de Industria y Comercio, Javier Giménez, y de Obras Públicas y Comunicaciones, Claudia Centurión, para avanzar en el Gasoducto Bioceánico. La rúbrica, realizada en el Palacio San Martín durante la Reunión de Ministros de Economía y Presidentes de Bancos Centrales del Mercosur, ratificó la apuesta por una mayor integración regional bajo marcos fiscales ordenados.
Paraguay sostiene que su trazado por el Chaco es la ruta más rápida y económica para unir Vaca Muerta con los mercados brasileños. Desde el Viceministerio de Minas y Energía del MOPC argumentan que la franja de dominio ya liberada junto al Corredor Bioceánico reduce tiempos y costos. “No habrá necesidad de expropiaciones ni complicaciones técnicas en el suelo; los pasos de ríos ya están contemplados en los planes de infraestructura”, explicaron.
El viceministro Mauricio Bejarano mencionó a Surtidores Latam que existen “conversaciones auspiciosas” con Argentina y Brasil y que “los tres países coincidieron en la necesidad de formalizar un memorándum de entendimiento que permita dar luz verde a los estudios técnicos de factibilidad”.
El Gobierno paraguayo ve en el gas natural una palanca para transformar su base productiva y abrir la puerta a exploraciones internas. Bejarano lo sintetizó con una referencia al perfil industrial de su vecino oriental: “Hoy, en Brasil, el 60 % del gas se utiliza en industria pesada. Paraguay podría seguir un camino similar con sectores como el cementero o el de fertilizantes. También sería un insumo importante para la generación eléctrica”.
En este escenario surgió la alternativa uruguaya. La ministra de Industria y Energía, Fernanda Cardona, confirmó que su cartera presentó al presidente Yamandú Orsi un informe con una posible traza y estimaciones de demanda que funcionará como guía para negociar con países vecinos e inversores, con la mira puesta en iniciar obras en 2030. “Este fue uno de los temas que el presidente Orsi abordó el mismo mes en que inició su mandato”, señaló Cardona, quien destacó a Uruguay como opción atractiva por su estabilidad política, la proximidad a Brasil y los gasoductos ya conectados con Argentina.
La ministra viajó a Vaca Muerta a comienzos de año para relevar el interés y dejó abierta la puerta a un uso doméstico del recurso: parte del gas que cruce Uruguay podría destinarse a impulsar su propia industria. “La riqueza gasífera de Argentina será suficiente para abastecer a otros países. Necesitamos anticiparnos con tiempo para que, si eso sucede, Uruguay también pueda beneficiarse”, afirmó.
En paralelo, se evalúa modernizar el ducto que atraviesa Bolivia, una alternativa cuyo mayor escollo es la inestabilidad recurrente de ese país. En el plano financiero, Paraguay apuesta a un gasoducto estimado en US$ 1.900 millones que cruce su territorio, el cual viene impulsando hace meses.
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