La denuncia de comerciantes y estacioneros de Cerro Largo, que fue replicada en Colonia, San José, Salto y Paysandú, sobre la existencia de más de puestos clandestinos de venta de nafta, encendió las alarmas a nivel nacional.
En el caso de la ciudad de Melo se comprobó la presencia de más de 100 puestos ilegales que comercializan el producto, localidad en la que se habla de depósitos domiciliarios con miles de litros almacenados sin medidas de seguridad, combustible de contrabando ingresado desde Brasil y hasta tragedias recientes con víctimas fatales por incendios.
En ese escenario, surge una pregunta inevitable: ¿por qué la URSEA no interviene?
UN REGULADOR CON LÍMITES LEGALES
“La URSEA es, por ley, un organismo técnico. Su función central es fiscalizar la calidad y seguridad de los combustibles dentro del circuito formal: estaciones de servicio autorizadas, depósitos habilitados y transportistas registrados” dijo Richard Charamelo a Surtidores.
El director de URSEA, quien se desempeñó en el quinquenio pasado como director de ANCAP, y es gran conocedor de esta problemática, explicó que el organismo “puede realizar controles de surtidores, verificar que el producto no esté adulterado, exigir medidas de seguridad en los locales y sancionar administrativamente a los agentes que incumplan. Pero su marco de actuación termina en la órbita de lo regulado y autorizado”.
EN CASAS DE FAMILIA
“Cuando se trata de actividades ilegales y clandestinas, la URSEA carece de potestad para allanar viviendas, incautar combustible o clausurar locales no habilitados” precisó Charamelo. Aclaró que los locales de venta de combustible clandestinos “no existirían si no transitaran por los pasos de frontera grandes traficantes de combustible a granel que abastecen a estos lugares. El ataque creo que debe comenzar a darse allí, al gran contrabando que pasa por las fronteras, además URSEA no puede ingresar a un domicilio en el que se vende combustible, muchas veces atendido por familias enteras, que encuentran en ello una forma de subsistir o en algunos casos, como única forma de mantener el hogar”.
¿CONTRABANDO Y DELITO?
“La venta clandestina de combustibles no es solo una infracción administrativa: constituye un delito de contrabando y de riesgo para la seguridad pública, para el que deben actuar -con competencia directa- la Dirección Nacional de Aduanas, en cuanto al ingreso irregular desde Brasil, la Policía y el Ministerio del Interior, para investigar, allanar e incautar y la Fiscalía, con el fin de tipificar responsabilidades penales” dijo el entrevistado.
Charamelo sostuvo que URSEA podría colaborar técnicamente —por ejemplo, verificando adulteraciones o condiciones de almacenamiento—, “pero no tiene capacidad operativa ni mandato legal para reprimir el contrabando”, enfatizó.
ESTACIONEROS EN JAQUE
Mientras tanto, los estacioneros de Melo y alrededores denuncian una caída en las ventas que amenaza la viabilidad de los negocios formales de aproximadamente un millón de litros mensuales. El combustible ilegal se comercializa a precios muy por debajo de los oficiales, alentado por la diferencia con el mercado brasileño y la ausencia de un esquema de control sostenido.
“Estamos compitiendo contra una red de puestos sin habilitación, que venden más barato porque no pagan impuestos ni cumplen normas de seguridad”, señalan desde las gremiales.
SIN COORDINACIÓN
El fenómeno de Melo deja en evidencia que no alcanza con un solo organismo: se precisa una acción coordinada entre Aduanas, Fiscalía, Policía, Bomberos y URSEA, cada uno en el marco de sus competencias.
Mientras tanto, la sensación de los operadores legales es que el contrabando y la clandestinidad corren con ventaja, poniendo en riesgo no solo la rentabilidad del sector, sino también la seguridad de barrios enteros.
Si bien ha habido anuncios y expresiones de deseo por parte del Gobierno, la aplicación de un descuento en el IMESI en Melo, aún sigue pendiente.
NAFTA SUPER CASI A LA MITAD DE PRECIO
Esta realidad implica que surtir 10 litros de nafta Súper 95 en esa ciudad cuesta 782 pesos, mientras que la misma carga en puestos clandestinos oscila entre los 500 y los 550 pesos.
Fuentes en Melo, informaron a Surtidores que en esa ciudad la gasolina brasilera hoy cuesta 52 pesos el litro, mientras que en Isidoro Noblía con el descuento del IMESI llega a los 54 pesos.
Una tercera opción por la que muchos melenses optan, es Aceguá, pequeña ciudad que ofrece un atractivo adicional; los Free Shops. En esta ciudad fronteriza, la gasolina se consigue a 48 pesos.
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