El manejo de combustibles y sustancias peligrosas convierte a las Estaciones de Servicio en espacios donde la prevención ante emergencias es importante ya que permite responder de manera rápida y efectiva, evitando consecuencias mayores tanto humanas como ambientales.
Desde ESOCOL la Asociación de Estaciones de Servicio del Oriente Colombiano, afiliada a la Confederación de Distribuidores Minoristas de Combustibles y Energéticos de Colombia, recordaron a Surtidores LATAM que contar con un plan de emergencias y contingencia no es solo un requisito normativo, sino una herramienta clave para la gestión integral del riesgo en este tipo de instalaciones.
“Un plan de emergencias protege primero la vida y la salud de trabajadores y clientes, reduce el riesgo de incendios y explosiones, minimiza impactos ambientales por derrames y protege los activos y la continuidad del negocio”, explicaron desde la entidad. Además, remarcaron que este documento sirve como evidencia técnica de que la estación cuenta con medidas preventivas, de respuesta y recuperación ante incidentes.
La obligación de implementar un Plan de Emergencia y Contingencia (PEC o PPRE) se enmarca en el marco normativo ambiental y de gestión del riesgo de Colombia. Según explicaron, las empresas que manejan hidrocarburos o sustancias peligrosas están obligadas a incorporar este instrumento dentro de sus sistemas de gestión, conforme a lo establecido en el Decreto Único Sectorial y los reglamentos técnicos específicos para el rubro.
No contar con este plan puede implicar sanciones administrativas o económicas, además de dejar expuesta a la estación ante riesgos operativos. En ese sentido, ESOCOL recordó que “los planes técnicos requieren de asesoría especializada”, y que resulta fundamental contar con soporte profesional de expertos en gestión de riesgos, brigadas y autoridades ambientales para asegurar su correcta formulación y aplicación.
Asimismo, la responsabilidad primaria recae en el propietario o administrador de la Estación de Servicio, quien debe elaborar, o contratar especialistas para elaborar el plan, integrarlo al sistema de gestión de la organización, conformar brigadas, capacitar al personal y mantener los recursos y simulacros actualizados.
“Un plan de emergencias no debe verse como un documento estático o una obligación más, sino como un mecanismo vivo que garantiza la seguridad y la sostenibilidad de la operación”, concluyeron desde ESOCOL.
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