La normalización del abastecimiento de combustibles en Bolivia empieza a mostrar avances concretos, con un flujo creciente de cisternas desde Argentina, Paraguay, Chile y Perú, en un momento en que varios países de la región enfrentan tensiones similares por la dependencia de combustibles importados y la presión fiscal que implica sostener subsidios en un mercado volátil.
En las últimas horas, transportistas bolivianos lograron cargar hasta 150 cisternas diarias en Paraguay, un salto significativo tras meses de esperas prolongadas, condiciones extremas y trabas aduaneras que profundizaron la crisis de abastecimiento interno. La mejora también se replica en Argentina y Chile, lo que comenzó a descomprimir las filas tanto en las plantas de carga como en los surtidores de las principales ciudades bolivianas.
Sergio Kosky, presidente de los empresarios cisterneros del oriente, explicó que el ritmo de carga mejora, pero aún depende de factores que escapan al control nacional, como la logística externa y los retrasos aduaneros en países vecinos, cuyos funcionarios no operan los fines de semana.
Aun así, en el transporte pesado se destaca que las filas están bajando en las fronteras y en las plantas del exterior. Si la operación se mantiene estable, la normalización completa podría alcanzarse en 10 a 15 días.
Desde la llegada al poder de Rodrigo Paz, el gobierno boliviano impulsó gestiones rápidas con Estados Unidos y organismos internacionales para asegurar divisas y acelerar la llegada de cisternas. La administración no detalló aún los contratos, proveedores ni montos, pero estableció la meta ambiciosa de ingresar hasta 400 camiones cisterna diarios en las próximas semanas.
Este giro diplomático contrasta con la política energética de la gestión anterior, marcada por la caída en la producción de hidrocarburos, la pérdida de ingresos por exportaciones y un volumen de subsidios que se volvió imposible de sostener en un país con reservas internacionales menguantes.
El nuevo ministro de Hidrocarburos, Mauricio Medinaceli, anticipó que su cartera presentará un plan de reordenamiento de subsidios en un plazo de tres semanas. Bolivia está destinando más de 56 millones de dólares por semana a sostener el precio interno de la gasolina y el diésel, una cifra que llevó a economistas de la región a advertir que el esquema perdió sostenibilidad.
Asimismo, las Estaciones de Servicio en La Paz, Cochabamba, Santa Cruz y El Alto operan casi con normalidad. Conductores que antes pasaban noches enteras esperando combustible aseguran que ahora tardan minutos.
Aun así, la Cámara Agropecuaria del Oriente advirtió que necesitan una provisión más robusta de diésel para garantizar la siembra y la cosecha previas a la temporada de lluvias. Abraham Nogales, presidente de ANAPO, insistió en que la distribución debe priorizar la logística productiva para no comprometer la campaña agrícola.













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