La agresión que sufrió un pistero en la Estación de Servicio ubicada en Carlos María Ramírez y Julián Laguna en horas de la madrugada, abre nuevamente el debate sobre la situación de vulnerabilidad que sufre ese sector laboral, sobre durante la noche.
Sobre las 3 de la mañana, un cliente que llegó en su vehículo con cuatro personas a bordo, solicitó al trabajador le surtiera 500 pesos de nafta.
Una vez cumplida la carga, naturalmente en poco tiempo en la medida que ese monto representa 6, 36 litros, los ocupantes del vehículo reclamaron al trabajador haber cargado menos litros de los que correspondían.
EN 9 SEGUNDOS
El caudal de un surtidor –dependiendo del tipo y modelo- es de entre 30 y 50 litros por minuto, lo que implica que la carga solicitada al pistero agredido se cumplió en unos 9 segundos. La rapidez de la operación en pista hizo sospechar al conductor que los litros surtidos no equivalían a los 500 pesos.
Ante los reclamos de los clientes, el trabajador se dirigió con los individuos a mirar las cámaras de seguridad verificando en las imágenes, que efectivamente la carga solicitada y abonada se había cumplido en los términos acordados y todo coincidía: monto y despacho.
COBARDE AGRESIÓN POR DETRÁS
Cuando los ocupantes del auto retornaban al mismo, luego de verificar que efectivamente el reposte se había cumplido tal como se había solicitado, uno de los sujetos que venía caminando detrás del pistero, le propinó un golpe de puño, que aturdió por segundos al trabajador, aunque logró levantarse asistido por una compañera.
El agredido fue trasladado al Sanatorio del Banco de Seguros del Estado, donde se le diagnosticó fractura de mandíbula, quedando internado en forma preventiva.
Si bien el hecho no se inscribe dentro de las crueles rapiñas sufridas por los pisteros periódicamente, causó gran preocupación en el sector del combustible y las autoridades, en la medida que la agresión se cometió en forma absolutamente cobarde y sin razón alguna.
0 comentarios