Uruguay es reconocido globalmente por haber concretado, en menos de dos décadas, una profunda transformación eléctrica basada en energías renovables. Pero aquella fase —centrada en reemplazar combustibles fósiles por generación eólica, solar e hidráulica— quedó atrás.
La discusión energética ya no gira únicamente alrededor de cómo producir, sino de cómo usar la energía, cómo electrificar consumos, qué combustibles alternativos impulsar y bajo qué normas debe ordenarse un sistema que cambia más rápido que las regulaciones.
Ese fue el mensaje que transmitió Andrés Cardozo, presidente de la Unidad Reguladora de Servicios de Energía y Agua, al presentar los ejes regulatorios que orientarán la segunda transición energética uruguaya.
DE LA GENERACIÓN RENOVABLE AL USO RENOVABLE
Cardozo planteó que el país ingresa en una etapa donde los avances tecnológicos “van más rápido que las normas”, lo que obliga a revisar reglas, protocolos de calidad y estándares de seguridad.
Entre los temas identificados como prioritarios figura, en primer lugar, la movilidad eléctrica, un fenómeno que crece con rapidez en taxis, flotas empresariales, transporte público y logística. Para que esta expansión sea sostenible, URSEA señala la necesidad de estandarización, interoperabilidad, señales tarifarias claras y fiscalización de la calidad en los puntos de carga.
Otro eje central es el desarrollo de combustibles alternativos, como hidrógeno verde, biocombustibles y e-fuels. La Ley 19.996 amplió el mandato regulatorio del organismo para incluir estas nuevas fuentes energéticas. El desafío será avanzar en certificación, trazabilidad, seguridad y marcos específicos para tecnologías que serán clave en sectores de difícil electrificación, como la industria pesada y parte del transporte.
Cardozo también ubicó entre las prioridades la gestión inteligente de la demanda. La masificación de vehículos eléctricos, hogares conectados e industrias digitalizadas genera una enorme cantidad de datos que deben administrarse bajo reglas claras: protección de la privacidad, estándares de calidad y uso responsable de la información.
Otro componente esencial es el almacenamiento energético. La aparición de baterías, inversores inteligentes (IBR) y el hidrógeno como vector de reserva obliga a trabajar en protocolos técnicos robustos. Estos recursos —explicó— son indispensables para manejar picos de consumo, mejorar la estabilidad de la red y brindar respaldo al sistema eléctrico.
UNA REGULACIÓN QUE ACOMPAÑE SIN FRENAR LA INNOVACIÓN
Cardozo afirmó que el gran reto de esta etapa es “regular con evidencia y sin desalentar la innovación”. En ese sentido, URSEA impulsará tres líneas estratégicas: neutralidad tecnológica, ajuste normativo progresivo y uso de regulatory sandboxes, mecanismos que permiten experimentar en entornos controlados con soluciones aún no reguladas, como sistemas de almacenamiento, proyectos de hidrógeno, generación distribuida o nuevas plataformas de electromovilidad.
El objetivo es fortalecer a URSEA como un regulador técnico e independiente, capaz de coordinar acciones con el MIEM, ANCAP, UTE, gobiernos departamentales y actores privados, en un contexto donde la confianza y la previsibilidad serán determinantes para evitar cuellos de botella.
Cardozo advirtió que la segunda transición energética “no será solo tecnológica, sino también institucional”: requerirá marcos dinámicos capaces de integrar nuevos modelos de negocio, consumos más electrificados y un ecosistema regulatorio que responda a estándares internacionales.
RUMBO A UN NUEVO CICLO ENERGÉTICO
“El desafío es regular con evidencia, acompañar la innovación y fortalecer la coordinación entre instituciones para que la transición energética sea eficiente, segura y centrada en las personas”, sintetizó Cardozo al cierre de su presentación.
Si la primera transición posicionó a Uruguay como líder en renovables, la próxima dependerá —en buena medida— de cómo se ordenen los combustibles alternativos, la electromovilidad y las nuevas formas de consumo energético. “URSEA se prepara para eso”, aseguró el jerarca.














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