En medio de la escasez del diésel y las fluctuaciones constantes en el valor del petróleo, Paraguay intenta controlar el mercado interno. 

Alejandro Guggiari, ex presidente de Apesa y propietario de Bahia America en diálogo con Surtidores Latam expresó: “Este realmente es un año complicado, el tema de la guerra de Rusia y Ucrania ha desatado un cambio de precios a nivel mundial y nuestro país es 100% importador. Esto generó una difícil convivencia con el aumento del costo del combustible”. 

El mismo amplió: “Lastimosamente no sabemos cómo manejar este commodity, siendo que dependemos directamente de la dinámica extranjera. Aun así el mercado local ha sufrido una proliferación de estaciones de servicio, actualmente son más de 2000 cuando lo ideal serían 600 u 800 expendedoras, además son más de 23 las distribuidoras”, señaló. 

Aun así el ex presidente de Apesa vio una buena señal de esperanza con la llegada de Shell al país. Hay que recordar que el emblema compró a fines del año pasado todos los centros de distribución que operaban bajo la marca de Barcos y Rodados. 

“Es una identidad muy fuerte y bien posicionada en el mercado nacional, estamos contentos con su vuelta y esperamos que haya una depuración del consumidor, ya que sus productos son de mayor calidad y salen de lo tradicional”, sostuvo.

Guggiari hizo hincapié en la crisis del petróleo, manifestando que la misma trajo muchos problemas a nivel consumidor, gobierno y logística. Es por esto que reflexionó: “Este dilema lo debemos enfrentar trabajando y organizando las reglamentaciones para el cuidado del medio ambiente. Esperamos que el gobierno defina una ley de distribución y comercialización del combustible”, finalizó.

Cabe aclarar que este escenario que afecta al mundo entero, no se genera tanto por el volumen de producción de petróleo, sino por la falta de derivados del mismo. Victorio Oxilia, ex secretario general de la Organización Latinoamericana de Energía (Olade) explicó en medios nacionales que no hay suficientes refinadoras del crudo y esto hace que los combustibles que llegan al usuario final lo hagan a precios cada vez más elevados. 

Esta es una realidad que presiona a la demanda internacional y en las próximas semanas con la temporada de invierno en el norte del mundo, podrían encarecerse aún más los costos del combustible.