Días pasados surgió un amplio debate en torno al megaproyecto de e-combustibles e hidrógeno verde que la empresa HIF Global planea instalar en Paysandú. Con una inversión estimada en 6.000 millones de dólares, la iniciativa promete convertir a Uruguay en un polo estratégico para la producción de combustibles sintéticos, en un momento importante para la transición energética mundial.
Sin embargo, desde la provincia de Entre Ríos se plantearon inquietudes vinculadas a la cercanía de la planta proyectada con la costa argentina y a la posibilidad de que ello tenga incidencia sobre la dinámica turística de ciudades como Colón. Estas consideraciones, expresadas en distintos ámbitos, reavivan el recuerdo de discusiones anteriores en torno a emprendimientos industriales en la región.
A raíz de esto, la ministra de Industria, Energía y Minería, Fernanda Cardona, fue contundente al ser consultada sobre los reclamos: “Las distancias no pueden modificarse mucho, por los recursos que necesita la planta», señaló. Agregó que la empresa “reformuló su dibujo y su estrategia de ingeniería”, adecuándose a los requerimientos ambientales exigidos por este Gobierno, a diferencia del proyecto inicial presentado al Ejecutivo anterior. También destacó que los intercambios con las autoridades argentinas son “asiduos” y “en muy buenos términos”, en coordinación con la Cancillería.
Del otro lado del río, las críticas se mantienen. El gobernador entrerriano Rogelio Frigerio advirtió que desde la provincia apelarán para que se considere la relocalización. No obstante, desde la empresa, Pablo Montes, responsable de Ambiente y Comunidades de HIF Uruguay, defendió la viabilidad del proyecto.
El mismo, aseguró que la propia compañía solicitó que fuera categorizado en la máxima clasificación ambiental, como garantía de que se realizará “un estudio completo y un proceso participativo con audiencia pública”. Según Montes, el emplazamiento es adecuado porque combina cercanía a la planta de ALUR para aprovechar CO₂ biogénico, acceso a rutas nacionales y disponibilidad de agua superficial. Además, resaltó la creación de una servidumbre ecológica de 260 hectáreas como una contribución a la conservación de la biodiversidad.
Asimismo, HIF estima que durante la construcción trabajarán en promedio 1.375 personas, con un máximo de 3.200 en el pico de actividad, y que una vez operativa la planta dará empleo a 600 trabajadores, entre puestos directos e indirectos. “Los combustibles sintéticos que produciremos en Paysandú deben ser sostenibles y auditados bajo los más altos estándares internacionales. Si no, el mercado no los acepta”, subrayó Montes.
Cabe señalar que para Uruguay, el proyecto no solo representa una inversión sin precedentes, sino la posibilidad de integrarse en las cadenas internacionales de energía limpia. Del lado argentino, sin embargo, persiste la inquietud sobre el impacto paisajístico y visual, en una región donde el turismo es parte de la cadena comercial.
En este sentido, la planta prevé producir anualmente más de 170.000 toneladas de hidrógeno verde, además de 876.000 toneladas de e-metanol y 313.000 toneladas de e-gasolina, insumos que hoy concentran la atención de la industria por su capacidad de descarbonizar sectores difíciles de electrificar, como el transporte pesado y marítimo. El proyecto se apoyará en nuevos parques eólicos y solares que garantizarán el suministro de energía renovable, fortaleciendo el perfil de Uruguay como referente regional en energías limpias.
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