Latam.
27 Jun, 2025
Opinión El impacto de los combustibles fósiles en la política exterior y económica de EE.UU
En medio de un reordenamiento energético mundial, norteamérica utiliza sus excedentes de hidrocarburos para marcar el ritmo energético.


Estas semanas, el dominio energético vuelve a ser la moneda de cambio con la que se construyen o destruyen alianzas internacionales. El pasado 21 de junio de 2025 marcó un punto de inflexión. Con la operación militar “Midnight Hammer”, encabezada por Estados Unidos e Israel en Medio Oriente, no solo se ejecutó una acción táctica, se dio el primer paso hacia una estrategia mucho más profunda: la consolidación del poder global a través de los combustibles fósiles.

Así lo expresó, Ramsés Pech, analista energético y consultor del sector, quien mencionó estos movimientos como una jugada maestra de reposicionamiento económico y estratégico por parte de Washington. Según comentó a Surtidores Latam, Estados Unidos ha logrado mantener su hegemonía al convertirse en productor, exportador e influenciador de los precios del petróleo y el gas.

Lejos de depender, como en décadas pasadas, del petróleo del Golfo Pérsico o de Rusia, EE.UU. transformó su matriz energética a partir del desarrollo del shale oil y del gas natural licuado. Desde 2015, cuando comenzó a exportar crudo por primera vez en más de 40 años, su peso en el mercado energético internacional no ha hecho más que crecer. Hoy produce más de 9 millones de barriles diarios de gasolina y 4 millones de diésel, mientras exporta más de 3 millones de barriles diarios.

En palabras de Pech, durante abril y mayo, Estados Unidos recaudó más de 37.800 millones de dólares en aranceles, una cifra comparable al presupuesto total de inversión de empresas estatales energéticas como PEMEX o CFE para todo 2025. Esta medida no solo ha servido para contener su déficit presupuestario, sino que, hasta ahora, no ha desatado un aumento inflacionario significativo. En mayo, la inflación anual estadounidense se mantuvo en apenas un 2.4%, por debajo de las previsiones.

El tercer pilar de la estrategia es la atracción de inversión extranjera directa. La aplicación de aranceles ha forzado a múltiples empresas, especialmente europeas y asiáticas, a instalarse en territorio estadounidense para mantener su competitividad. “Estados Unidos creó una tríada económica: combustibles fósiles, aranceles e inversión extranjera. El objetivo es claro: más ingresos, menos déficit y una plataforma tecnológica-militar autosuficiente”, remarcó Pech.

Este avance podría tener consecuencias concretas para América Latina. México, y Brasil, a pesar de contar con producción propia, aún dependen de importaciones de diésel y de una relación estable con EE.UU. para mantener su balanza comercial equilibrada. Chile, Paraguay, Perú y República Dominicana, al depender de los mercados externos, están expuestos a variaciones de precios y condiciones. 

 

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