La transición energética avanza de manera fragmentada, con esfuerzos aislados tanto del ámbito público como del privado. En este sentido, Jaime Delgado, asesor legal en el sector energético mexicano, describió a Surtidores Latam el escenario actual como uno en el que «sin una estrategia integral, la electromovilidad no está al alcance de todos los ciudadanos”.
Según el especialista esta falta de cohesión y planificación limita las posibilidades de que los vehículos eléctricos se conviertan en una opción viable y accesible para la mayoría de los mexicanos.
En algunos estados, los gobiernos han comenzado a incorporar buses de este estilo en el transporte público. Sin embargo, Delgado señaló que «los espacios de carga no son comunes”, y añadió que «si bien en plazas comerciales se pueden encontrar algunos espacios de carga para automóviles impulsados por energia eléctrica, estas zonas no son suficientes para representar una alternativa viable para el parque vehicular”.
En el sector privado, se observan iniciativas como autos de última milla y plataformas de transporte (como Uber) con flotas 100% eléctricas. No obstante, la escasez de estaciones de recarga obliga a las empresas a habilitar zonas específicas dentro de sus instalaciones para este fin. El experto comentó que «cada empresa debe tener zonas específicas dentro de sus inmuebles para este fin, lo cual obstaculiza la incorporación a gran escala de estas alternativas.»
La infraestructura de carga en México es, según Delgado, «sumamente escasa”. La actual política energética y la legislación vigente, junto con el estado de las redes de distribución y transporte de energía, han limitado severamente la inversión en puntos de carga.
Esto vuelve inviable la incorporación de vehículos eléctricos a gran escala. «Realmente son pocas las estaciones de servicio que han integrado la recarga de vehículos eléctricos como oferta” expresó. Para mejorar esta situación, es esencial que «la ley se adecue a la nueva realidad en la que la movilidad eléctrica jugarán un papel preponderante».
En cuanto a las alternativas para reemplazar los combustibles fósiles, México ha tenido pocos avances en los últimos años. La política actual limita la inversión privada en el sector, lo que ha frenado la implementación de fuentes renovables. «La mayoría de los proyectos de generación eléctrica a base de fuentes renovables que han entrado en funcionamiento recientemente fueron construidos hace más de cinco años, pero su operación se vio detenida por decisiones políticas», explicó Delgado.
En el ámbito del transporte, una de las alternativas más rentables es el Gas Natural Vehicular (GNV). Sin embargo, esta opción no ha sido adoptada ampliamente. Los discursos de los líderes políticos en cuanto al rumbo del sector eléctrico son variados y, en algunos casos, contrarios a la tendencia global hacia la sostenibilidad. Delgado espera que «con el nuevo gobierno entrante, México pueda retomar su camino hacia la generación de energías limpias y la adopción de la electromovilidad.»
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