En los últimos años, el sector de distribución minorista de combustibles a nivel nacional enfrenta múltiples desafíos, desde aumentos sucesivos en los precios regulados hasta una alta carga impositiva y un bajo dinamismo económico.
A esto se suma la presión por parte del Gobierno Nacional para ajustar los precios de los combustibles líquidos con el fin de reducir el déficit del Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles (FEPC), lo que ha derivado en incrementos que impactan tanto a consumidores como a empresarios del gremio.
Héctor Salgado, empresario del sector con décadas de experiencia y propietario de cinco Estaciones de Servicio, lanzó a Surtidores LATAM una advertencia clara: el gremio atraviesa una reducción de ventas que ya alcanza el 40% desde 2021.
“El sector está muy detenido. La carga de impuestos a los combustibles es altísima, incluso se están cobrando impuestos sobre impuestos”, afirmó Salgado. Según su análisis, los vehículos ya pagan el impuesto de rodamiento, pero al momento de adquirir combustible en las gasolineras, se vuelve a cargar un impuesto similar, lo que encarece el producto para el consumidor final y termina afectando directamente las ventas.
Para el empresario, la actual estructura tributaria representa un doble castigo tanto para los usuarios como para los comercializadores. “Eso afecta en las ventas. Estamos asfixiados”, expresó con preocupación. A esto, según mencionó el propietario, se le suma el lento crecimiento económico que, según él, “no ha favorecido al gremio nuestro, al de vendedores de combustibles”.
Salgado precisó que el consumo bajó notablemente. “La gente ya no tiene capacidad de compra, no puede abastecerse como antes. Se nota mucho en la gasolina corriente, pero también el diésel ha bajado considerablemente”, agregó.
El empresario recordó que antes de 2021 sus Estaciones de Servicio operaban con algo más de estabilidad, pero desde entonces las cifras se han desplomado de forma progresiva. La caída del 40% en las ventas no solo afecta la rentabilidad de su negocio, sino que también impacta en el empleo y en la cadena de abastecimiento local.
Además, el encarecimiento del combustible ha comenzado a modificar los hábitos de consumo. “La gente ya no tanquea completo, ahora compra lo justo para moverse un par de días”, dijo. Desde su experiencia, consideró urgente una revisión a fondo de la política tributaria aplicada al sector. “No se puede seguir cargando al consumidor y al pequeño empresario con tantos tributos. Estamos en un punto límite”, subrayó Salgado.
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