América Latina, una de las regiones más ricas en recursos energéticos, se encuentra en un momento crítico en su camino hacia la diversificación energética. A pesar de los esfuerzos globales para reducir la dependencia de los combustibles fósiles, la región sigue siendo un jugador clave en la producción de petróleo y gas.
Países como Brasil, México, Colombia y Venezuela mantienen una producción significativa, mientras que Argentina y Ecuador también figuran entre los principales generadores de hidrocarburos. Según datos de Statista de 2023, Brasil lidera la fabricación petrolera en Latinoamérica con 3,4 millones de barriles diarios, seguido de México con 1,9 millones de barriles y Colombia con 777.000 barriles.
A nivel global, se proyecta que para 2030 la región producirá más de 3,3 millones de barriles por día, consolidándose como uno de los principales actores del mercado energético. No obstante, este panorama presenta desafíos importantes relacionados con la transición energética y los compromisos de reducción de emisiones.
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, expresó a finales de julio de 2024 que «el mundo no está preparado» para abandonar los hidrocarburos y reafirmó que Brasil continuará explorando crudo. Esta declaración demuestra las dificultades que enfrenta la región para equilibrar su desarrollo económico con la necesidad de reducir las emisiones de carbono. Lula defendió que, «sin el gas y sin el petróleo no hay seguridad energética, y difícilmente se logrará la transición energética justa».
Colombia también se enfrenta a este dilema. Frank Pearl, presidente de la Asociación Colombiana del Petróleo y Gas (ACP), señaló que “en temas energéticos no debe haber fuentes buenas y malas. Tenemos que tenerlas todas y garantizar precios competitivos”. Esta afirmación enfatiza la necesidad de una diversificación equilibrada que no sacrifique la estabilidad energética, un factor clave en un mundo donde la autosuficiencia energética está ganando relevancia.
A pesar de los compromisos adquiridos por los países en el Acuerdo de París, la realidad energética de la región es que los hidrocarburos siguen siendo fundamentales para su crecimiento económico. David Hernández, experto en Sustentabilidad Empresarial en México, destacó en conversación con Surtidores Latam que cada estado debe tomar un enfoque particular para cumplir con estos compromisos climáticos. “Brasil, por ejemplo, es un país con ventajas tecnológicas y geográficas en el ámbito de los biocombustibles, que seguramente seguirá liderando en este sector”, afirmó Hernández.
Sin embargo, la transición hacia fuentes de energía más limpias no es sencilla, especialmente para las Estaciones de Servicio que dependen en gran medida del suministro de combustibles fósiles. Hernández señaló que las expendedoras “son una partecita más de la cadena de valor para entregar combustible a empresas transportistas, mineras o automovilistas privados”, y que deben enfrentar el desafío de incluir alternativas sustentables en sus operaciones.
Por su parte, Lilian Fatima Núñez Salas, especialista paraguaya en ambiente y seguridad, advirtió que prohibir la promoción de los combustibles fósiles en América Latina podría no ser tan sencillo. “Los hidrocarburos han sido una piedra angular del crecimiento económico en muchos países de la región”, comentó. Además advirtió que equilibrar el desarrollo económico con la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, puede ser una tarea compleja.
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