En un momento en que la volatilidad de los precios de los combustibles afecta profundamente al sector energético en América Latina, el Gas Licuado de Petróleo (GLP) se destaca como una alternativa en crecimiento, no solo por su estabilidad relativa, sino también por su capacidad para responder a las demandas cambiantes del mercado.
Según expresaron desde la AIGLP (Asociación Iberoamericana de Gas Licuado de Petróleo) a este medio, en países como Colombia, donde el consumo de gasolina ha caído un 8,09% en el último año y los costos de combustibles tradicionales como la gasolina y el diésel han subido casi un 100% y 27% respectivamente, el AutoGLP emerge como una solución prometedora para el transporte, ofreciendo una opción más económica y accesible en tiempos de incertidumbre.
En este contexto, el AutoGLP no solo ofrece una alternativa frente al aumento del 97% en los precios de la gasolina (de 20 a 34 USD/MBTU) y el incremento del 27% en el valor del diésel (de 14,4 a 18,3 USD/MBTU), sino también se presenta como una opción más estable y sostenible.
Asimismo, el mercado de GLP en América Latina es diverso y complejo, con características únicas en cada país que reflejan tanto los retos locales como las oportunidades de crecimiento y regulación efectiva. En Chile, por ejemplo, un sector abierto con una sólida normativa económica ha permitido crear un ambiente favorable para la inversión privada, destacándose por su adaptabilidad a las necesidades del consumidor y su alta seguridad jurídica.
Por su parte, México ofrece un modelo contrastante pero igualmente efectivo, caracterizado por su capilaridad y presencia en el 100% del territorio nacional, atendiendo al consumidor de manera eficiente, incluso en un contexto de cierta informalidad. Este modelo muestra cómo la colaboración entre el sector privado y el compromiso con la continuidad del suministro son elementos clave para un mercado exitoso.
De manera similar, en Perú, el autogas se ha convertido en un referente para Europa y Asia, gracias a un alto nivel de inversión privada y una normatividad económica robusta. No obstante, persisten desafíos en la fiscalización y en el control de la informalidad.
En Ecuador, el gobierno mantiene una política de precios accesibles para el GLP, lo que ha sido efectivo en garantizar el acceso al combustible, aunque este modelo requiere evaluaciones periódicas para asegurar su sostenibilidad a largo plazo.
Ante este escenario de volatilidad, el GLP se posiciona como una alternativa atractiva y accesible en América Latina, siempre y cuando se aborden los desafíos regulatorios de manera efectiva. En este sentido, Fabricio Duarte, director ejecutivo de la AIGLP ha expresado a Surtidores Latam que “la asociación juega un papel central en este esfuerzo, promoviendo prácticas de seguridad en toda la cadena de producción y distribución, asegurando la trazabilidad de los productos y fomentando un mercado equilibrado donde se combine la inversión y la responsabilidad social”.
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