La industria de los combustibles en México dio un giro operativo con el convenio entre Petróleos Mexicanos y la Agencia Nacional de Seguridad Industrial y de Protección al Medio Ambiente del Sector Hidrocarburos. La alianza no sólo busca asegurar que las gasolinas y el diésel cumplan con las normas de calidad y emisiones, sino que también se propone cerrar el paso a la adulteración y al robo de gasolinas, un problema que erosiona al mercado, a la salud pública y a las finanzas nacionales.
Armando Ocampo Zambrano, director ejecutivo de la ASEA, enmarcó el acuerdo dentro del compromiso 93 de los “100 pasos por la transformación” de la presidenta Claudia Sheinbaum. Subrayó que el medio ambiente y el sector energético “caminarán de la mano” en una estrategia que cambia el paradigma de la agencia: aunque la Comisión Nacional de Energía define los estándares de calidad de las gasolinas, la ASEA verificará su cumplimiento en territorio.
Según explicó, cada litro que no se apega a la norma se traduce en emisiones que dañan el aire y, por extensión, a las personas y a los ecosistemas, especialmente en las principales zonas metropolitanas.
El convenio incorpora herramientas inéditas para la inspección directa: Pemex Logística pondrá a disposición laboratorios móviles que permitirán muestreos e inspecciones en sitio. Ocampo precisó que esta capacidad se articula con el Acuerdo sobre el Control y Monitoreo de Emisiones de Contaminantes en Estaciones de Servicio, publicado el 17 de julio, de modo que la ASEA podrá intervenir de forma puntual cuando detecte emisiones indebidas o indicios de adulteración en expendios de gasolina y diésel.
Desde la Secretaría de Energía, su titular, Luz Elena González Escobar, destacó que la coordinación evita duplicar procesos y que las instituciones se complementan para vigilar y sancionar emisiones en estaciones de servicio. La funcionaria enfatizó que la ASEA cuenta con sustento legal para monitorear y, en su caso, aplicar medidas correctivas y sanciones, cerrando brechas que hasta ahora dificultaban una supervisión integral del expendio al público.
Del lado de Pemex, el director general, Víctor Rodríguez Padilla, describió una implementación que combina músculo técnico, científico y operativo. Según expuso, los laboratorios móviles llevarán la medición directamente al punto de operación, mientras que programas de capacitación y un intercambio sistemático de información entre la empresa y la autoridad fortalecerán la vigilancia, optimizarán procesos y eliminarán prácticas de riesgo para la salud y el ambiente. En su lectura, el acuerdo muestra que la coordinación entre ciencia, técnica y política pública puede modificar realidades en el corto plazo.
Por su parte, César Iván Escalante Ruiz, titular de la Profeco, sostuvo que el convenio refuerza la confianza de las personas usuarias al asegurar que las estaciones operen de manera segura y eficiente. Recordó que la ASEA tiene facultades para ordenar certificaciones, auditorías y verificaciones, con el objetivo de que el expendio de gasolinas y diésel cumpla requisitos que salvaguarden la salud y el entorno.
Más allá del frente interno, la alianza se alinea con compromisos internacionales como el Acuerdo de París, el Acuerdo de Escazú y la Agenda 2030. En términos prácticos, esto significa reducir emisiones asociadas al uso de combustibles y cortar la cadena del mercado ilícito, cuya huella ambiental y económica resulta particularmente dañina.
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