Comprender qué tipos de combustibles se utilizan y cómo se distribuyen permite dimensionar su papel en la vida cotidiana y en sectores estratégicos como el transporte, la industria y la generación eléctrica.
En Costa Rica, durante 2024, se consumieron más de 4.099 millones de litros de hidrocarburos. De esa cifra, el diésel se posicionó como el más demandado, con un 36% del total, seguido de las gasolinas súper y regular, que en conjunto representaron el 34%. Esta distribución refleja, en gran medida, la estructura productiva nacional. El diésel, por ejemplo, es el motor del transporte pesado, la maquinaria agrícola, la construcción y muchas industrias.
Por otro lado, las gasolinas de 95 y 91 octanos, continúan siendo los combustibles más comunes en el parque vehicular liviano, desde automóviles hasta motocicletas y motores de uso doméstico o recreativo. El Gas Licuado de Petróleo, en tanto, ganó espacio tanto en hogares como en industrias, destacándose también por su incursión en el transporte mediante vehículos convertidos, especialmente taxis y flotillas institucionales.
Desde la Cámara de Empresarios del Combustible aseguraron que estos números no solo reflejan consumo, sino también planificación energética. “Cada tipo de combustible tiene una función estratégica en el país. Asegurar su disponibilidad y calidad es parte de nuestra responsabilidad con el desarrollo nacional”, subrayaron.
Para ello, todos los productos deben cumplir con los Reglamentos Técnicos Centroamericanos (RTCA), que establecen los estándares físico químicos necesarios para garantizar seguridad, eficiencia y compatibilidad con los equipos.
La matriz energética costarricense también contempla carburantes específicos para sectores industriales y aeronáuticos. El búnker térmico, por ejemplo, sigue siendo una pieza principal para el Instituto Costarricense de Electricidad, sobre todo en momentos de alta demanda eléctrica. Otros derivados como el keroseno, el gasóleo y las emulsiones asfálticas se utilizan en maquinaria especializada, construcción vial y procesos industriales de alta exigencia.
En el sector de la aviación, el país emplea combustibles como el JET A, destinado a aeronaves comerciales, y el AV-GAS 100LL, utilizado en avionetas con motor de pistón. Ambos productos están sujetos a controles estrictos que responden a estándares internacionales.
Con un sistema energético que conecta al país de forma transversal, los combustibles siguen siendo un eslabón esencial en la cadena de desarrollo. Más allá de su impacto económico, permiten articular actividades tan diversas como el transporte público, la producción de alimentos, la construcción de infraestructura y el turismo. “Queremos que cada litro que llega a su destino lo haga de forma eficiente, segura y transparente. Es nuestra manera de contribuir al bienestar de Costa Rica”, concluyeron desde la Cámara.
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