Sudamérica, históricamente reconocida por su riqueza en hidrocarburos, se encuentra hoy ante una encrucijada estratégica. Si bien posee vastas reservas de petróleo y gas que le aseguran relevancia en los mercados internacionales, enfrenta crecientes desafíos derivados de la transición energética global, la volatilidad de los precios y la presión por adoptar prácticas más sostenibles.
De acuerdo con Brando Huamán, experto en el sector de los hidrocarburos, la región destaca por su notable diversidad geológica y por albergar yacimientos que figuran entre los más importantes del planeta. “Desde el potencial del pre-sal brasileño hasta la riqueza no convencional de Vaca Muerta en Argentina, Sudamérica tiene una posición privilegiada en términos de recursos. Pero esta ventaja conlleva también una gran responsabilidad en un mundo que exige cada vez más eficiencia, tecnología limpia y regulaciones estrictas”, señaló a Surtidores Latam.
El potencial se distribuye de manera dispar. Venezuela, a pesar de contar con las mayores reservas probadas de petróleo del mundo, ha visto caer drásticamente su producción en las últimas décadas, producto de factores estructurales, económicos y políticos. Brasil, por el contrario, consolidó su liderazgo en la región gracias a los descubrimientos en el pre-sal, que le han permitido posicionarse como uno de los principales exportadores de crudo en aguas profundas.
En tanto, Argentina posee uno de los reservorios no convencionales más relevantes a nivel mundial: Vaca Muerta. Aunque su desarrollo ha sido irregular, representa una oportunidad concreta para alcanzar el autoabastecimiento energético y generar saldos exportables en el mediano y largo plazo.
Asimismo, el experto sostuvo que Colombia y Perú mantienen operaciones en yacimientos convencionales y no convencionales, tanto en tierra como en áreas costa afuera. Bolivia, por su parte, se ha especializado en la producción de gas natural, un recurso clave para el consumo interno y para el abastecimiento regional a través de gasoductos.
Pese al avance de las energías renovables, la demanda global de petróleo y gas se mantendrá robusta durante las próximas décadas. Esto abre una ventana de oportunidad para los países sudamericanos que logren combinar su riqueza en recursos con innovación tecnológica y una gestión ambientalmente responsable.
“La región no solo cuenta con reservas abundantes, sino también con la posibilidad de aplicar tecnologías de avanzada para hacer más eficiente la exploración y producción”, afirmó Huamán. Se refiere, entre otras, a la extracción en aguas ultraprofundas, la optimización del fracking y el uso de inteligencia artificial para mejorar la trazabilidad y el rendimiento de los yacimientos.
Además, la infraestructura energética ya instalada, como gasoductos, oleoductos, terminales de GNL, permite pensar en una mayor integración regional que potencie el comercio intra-continental y fortalezca las cadenas de valor. Según el especialista, esto podría traducirse en mayores ingresos fiscales, generación de empleo y reducción de las asimetrías energéticas entre países.
“La transición no implica renunciar a los hidrocarburos de inmediato, sino administrarlos con inteligencia, asegurando que cada barril o metro cúbico producido tenga el menor impacto ambiental posible”, concluyó Huamán.
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