Un informe elaborado por el exsubsecretario de Combustibles de la Nación, Alberto Fiandesio, analiza la evolución interanual de las ventas de gasoil y naftas en relación con las variaciones del PBI, a partir de datos oficiales. El estudio evidencia que, en ambos combustibles, los aumentos en el volumen despachado tienden a coincidir con fases de crecimiento económico, mientras que las caídas en las ventas se alinean con períodos de contracción.
En el caso del gasoil, utilizado principalmente en el transporte de cargas, la actividad agroindustrial y el funcionamiento de maquinarias, la correlación con el PBI es clara. Se trata de un insumo directamente vinculado a sectores estratégicos, cuya demanda suele aumentar en contextos de expansión económica y retraerse cuando la actividad se desacelera. A pesar de ello, el análisis destaca que el consumo de naftas, más asociado al uso particular y al transporte liviano, presenta una aproximación aún más ajustada con la evolución del producto.
Este hallazgo resulta particularmente significativo, ya que evidencia el peso del consumo privado en la dinámica económica argentina. La demanda de nafta responde de manera más sensible a los cambios en el poder adquisitivo y en el nivel de confianza de los hogares. En períodos de crecimiento, se incrementa el uso del vehículo particular y se intensifican los desplazamientos; mientras que en fases recesivas, estos comportamientos se moderan rápidamente, impactando en las cifras de venta.
Otro factor que se analiza en el estudio es la inercia que puede presentar el consumo de gasoil, dado que muchas de las actividades que lo requieren no pueden postergarse, incluso en contextos de contracción económica. Esto atenúa las fluctuaciones en su demanda, en comparación con otros combustibles más ligados al consumo discrecional.
La conclusión general del trabajo de Fiandesio es que tanto las naftas como el gasoil constituyen indicadores útiles para seguir de cerca la evolución del PBI, aunque el consumo de nafta, por su mayor elasticidad ante los vaivenes económicos, se comporta como un termómetro más preciso del humor social y del ciclo económico.
Desde una perspectiva sectorial, este tipo de análisis refuerza la importancia de monitorear de manera sistemática los volúmenes de despacho de combustibles, no solo para evaluar el desempeño del mercado energético, sino también para interpretar señales tempranas del comportamiento de la economía en su conjunto. Las Estaciones de Servicio, en este sentido, no solo abastecen movilidad, sino también información clave para la toma de decisiones estratégicas.
“La venta de combustibles puede ser un excelente termómetro macroeconómico, sobre todo si se analiza en tiempo real y con perspectiva regional”, subrayó Fiandesio.
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