Recientemente se llevó a cabo un acuerdo de cooperación firmado entre Be8 y la japonesa Sumitomo Corporation constituye un paso decisivo para integrar al país en el mercado global del combustible sostenible de aviación, uno de los segmentos con mayor crecimiento impulsado por la transición energética.

La alianza se desarrolla bajo un Joint Development Agreement que establece el diseño conjunto de la cadena logística, comercial y de certificación necesaria para exportar SAF producido en Paraguay hacia mercados como la Unión Europea, donde la demanda crecerá de manera exponencial a partir de regulaciones más estrictas y obligaciones de mezcla progresiva. Esta articulación permitirá que el biocombustible paraguayo cumpla con los más altos estándares de sostenibilidad, trazabilidad y reducción de emisiones exigidos internacionalmente.

El proyecto está directamente vinculado a Omega Green, la biorrefinería que se construye en la zona franca de Villeta y que se convertirá en la primera planta de SAF y diésel renovable del Cono Sur. Con una capacidad proyectada de procesamiento de 20.000 barriles diarios, equivalentes a más de 1.160 millones de litros anuales, se posicionará entre las mayores instalaciones de biocombustibles avanzados de América Latina. 

Su emplazamiento, en un predio de 300 hectáreas a orillas del río Paraguay y bajo un régimen de zona franca renovable por 30 años adicionales, garantiza condiciones competitivas para el desarrollo exportador de largo plazo. A esta infraestructura se suma un puerto fluvial especializado que permitirá optimizar la logística hacia el Atlántico a través de la Hidrovía Paraguay–Paraná, consolidando un eje estratégico para el comercio energético regional.

Omega Green no será únicamente una refinería de biocombustibles, sino el núcleo de un cluster industrial y energético que integrará proyectos de hidrógeno verde, derivados químicos, generación a partir de biomasa y servicios tecnológicos de alta eficiencia. La proyección de este ecosistema transforma a Villeta en un futuro polo industrial capaz de atraer inversiones, desarrollar capacidades locales y elevar el perfil del país dentro de la bioeconomía global.

En términos productivos, las estimaciones anticipan la generación anual de entre 290 y 340 millones de litros de SAF, además de una importante producción de diésel renovable y otros combustibles avanzados. Con estas cifras, Paraguay ingresa a un mercado que se expande aceleradamente: la Unión Europea requerirá más de 2.7 millones de toneladas de SAF al año para 2030, mientras que Estados Unidos impulsa su producción mediante incentivos fiscales bajo el Inflation Reduction Act. En este contexto, la escala prevista en Villeta convierte al país en un potencial abastecedor regional en un segmento donde aún no existe un liderazgo consolidado en América Latina.

El JDA con Sumitomo Corporation tiene un papel decisivo en este proceso. Más allá del aspecto logístico, garantiza el acceso a redes globales de comercialización, certificación y distribución, apoyándose en la experiencia de la firma japonesa en proyectos de descarbonización en Europa, Norteamérica y Asia. La participación de Sumitomo refuerza la  credibilidad internacional del proyecto y facilita la conexión con aerolíneas, hubs logísticos y compradores institucionales de combustibles sostenibles.

Desde la Cámara Paraguaya de Biocombustibles y Energías Renovables, señalaron a Surtidores Latam que esta iniciativa “consolida a Paraguay no solo como productor de energía renovable, sino como exportador de combustibles avanzados que contribuyen decisivamente a descarbonizar sectores críticos como la aviación y el transporte pesado”. 

Este reconocimiento sintetiza el impacto estructural que se espera para la economía paraguaya: mejora sustancial de la balanza comercial, generación de empleos calificados, ampliación de infraestructura fluvial y terrestre, atracción creciente de inversión extranjera y fortalecimiento de la cadena agroenergética vinculada a la producción de materias primas sostenibles.

Con el inicio de operaciones previsto para 2029, el país se prepara para ingresar plenamente en la economía del carbono bajo, adoptando un rol más sofisticado dentro del mercado global de energía.