El mercado de combustibles en México enfrenta un problema creciente: la proliferación de redes de contrabando que venden gasolina y diésel a precios por debajo del promedio. A primera vista, estas tarifas reducidas pueden parecer una opción atractiva para algunos compradores, pero esconden serios riesgos para consumidores, empresas y la industria energética en general. Este combustible, en la mayoría de los casos, no solo es de origen ilegal, sino que su venta alimenta el fortalecimiento de un mercado negro que tiene repercusiones de gran alcance.
Frente a esta situación, Ernesto Hernández, representante de la Asociación Mexicana de Distribuidores de Energéticos A.C. (AMDE), conversó con Surtidores Latam, sobre las consecuencias de adquirir carburantes de procedencia dudosa. «Desde nuestro lugar, estamos trabajando para alertar a los consumidores sobre los peligros de adquirir hidrocarburos a precios por debajo del mercado», declaró.
En este sentido, se ha lanzado recientemente una infografía destinada a resaltar los principales riesgos de comprar gasolina adulterada, enfatizando que el bajo costo de estos productos rara vez es una ventaja cuando se consideran las consecuencias.
“Una oferta por debajo del mercado es la señal de que estamos ante una situación que amerita especial atención porque podría tratarse de carburantes de procedencia ilícita”, explicó Hernández. A nivel nacional, Pemex establece el precio de referencia, por lo que un valor inferior suele indicar prácticas de contrabando y una probable falta de regulación y trazabilidad de los hidrocarburos.
La adquisición de estos productos conlleva una serie de riesgos legales que incluyen multas administrativas y sanciones, así como posibles cargos penales en casos de complicidad. En situaciones graves, las autoridades pueden ordenar la confiscación de bienes relacionados con el uso de estos, afectando directamente las operaciones del comprador. Según AMDE, incluso el ahorro inicial de adquirir combustible barato se ve opacado por las pérdidas y penalidades que surgen si se descubren irregularidades legales en su compra.
En el ámbito operativo, estas prácticas presentan problemas de calidad que pueden afectar el funcionamiento de motores y equipos, generando altos costos de mantenimiento y posibles interrupciones en el suministro si el proveedor ilegal es detenido. Además, las empresas que optan por este tipo de líquidos arriesgan su reputación. Ser vinculado con redes de contrabando daña la imagen de la compañía y su relación con clientes y socios comerciales, quienes podrían perder la confianza en la empresa.
Es por ello que, con el objetivo de reducir la demanda de estos productos, Hernández subrayó la importancia de seleccionar fuentes confiables: «Elegir proveedores regulados y de confianza fortalece el mercado formal y contribuye a crear una industria más segura, transparente y sostenible», señaló.
Ante esto, se recomienda verificar la documentación del vendedor y la trazabilidad del combustible, estableciendo contratos claros que protejan las operaciones de la empresa. A través de estas medidas, la Asociación promueve un sector energético seguro y responsable, que apueste por la legalidad y la sostenibilidad para el desarrollo futuro.
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