En medio de los sueños de una transición energética hacia un futuro más limpio y sostenible, México se encuentra frente a una realidad preocupante: la dependencia continua de los combustibles fósiles.
Ramses Pech, experto en la materia, conversó con Surtidores Latam y resaltó la urgencia de dejar atrás los vehículos de combustión y avanzar hacia una flota de autos eléctricos, así como hacia la generación de electricidad proveniente exclusivamente de fuentes renovables. Sin embargo, la brecha entre este anhelo y la situación actual es evidente.
En las recientes semanas, la “Actualización de la Estrategia de Transición para Promover el Uso de Tecnologías y Combustibles más Limpios», ha arrojado luz sobre la situación energética del país. Según Pech se ha subrayado que México se encuentra a un 32% por debajo del punto de equilibrio necesario para abastecer su consumo interno de energía, dependiendo en gran medida de las importaciones de energéticos.
“La actualización revela que, aunque ha habido una disminución en la dependencia de energías fósiles para la generación de electricidad (de 81.5% en 2016 a 75.5% en 2022), México sigue siendo altamente dependiente del gas natural, en su mayoría importado de los Estados Unidos, para cubrir sus necesidades energéticas”, expresó
En este sentido, se proyecta que para el 2050 solo el 50% de la demanda será cubierta por tecnologías renovables, mientras que el resto provendrá de los derivados del petróleo.
El especialista destacó que el país consume combustibles fósiles en mayor cantidad, representando el 46% de la demanda energética final. “Las proyecciones indican un aumento en del consumo de gas natural, gasolina, diésel y otros derivados, lo que contribuirá a un incremento del 3% en las emisiones de gases de efecto invernadero para el año 2037”, señaló.
Ante esta situación, surge la pregunta sobre si existe un plan real para reducir el uso de los petrolíferos. Los intereses particulares y la resistencia al cambio prevalecen, lo que obstaculiza una transición energética efectiva.
Es crucial reconocer que PEMEX y CFE, las principales empresas energéticas del país, enfrentan desafíos significativos en este panorama. “La presión para reducir las emisiones y adoptar tecnologías más limpias es evidente, pero se requiere un apoyo claro tanto del gobierno como del sector privado”, sostuvo Pech.
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