Las protestas continúan y siguen presentes dentro de todo el territorio nacional, como consecuencia de ello, la escasez de combustibles y de alimentos se hace una realidad en algunas regiones del Perú.

En este sentido, Cusco, es una de las ciudades más afectadas por esta coyuntura sociopolítica. Cabe recordar que como se informó desde Surtidores LATAM, según un comunicado de la Asociación de Grifos y Estaciones de Servicio del Perú (Agesp), el 80% de las Estaciones de Servicio se encuentran sin combustibles desde hace más de diez días. 

Dicha situación se da porque los puntos de conflictos y las carreteras bloqueadas, no permiten que las cisternas que esperan en las carreteras puedan abastecer de gasolina, diésel y GLP a los grifos de la ciudad.

Además de los empresarios de distribución minorista, en la ciudad las pérdidas económicas atraviesan a varios sectores tales como el turismo. No hay visitantes en las calles y Machu Picchu se encuentra cerrado desde el pasado 21 de enero por la escalada de violencia.

“Entendiendo la molestia del pueblo cusqueño ante el abastecimiento y acaparamiento de bienes como gas y combustibles causados por la necesidad de unos cuantos invitados en el poder, pedimos a la ciudadanía no caer en el conflicto de pueblo contra pueblo. Informamos a la población en general qué se aperturarán los fines de semana, pases de reabastecimiento y tránsito general en toda nuestra región”, expresaron desde las 13 organizaciones sociales de Cusco a través de un comunicado.

Sin embargo, dicho pase se dará de manera temporal y los bloqueos de carreteras a causa de las protestas para exigir el cierre del Congreso y la renuncia de la actual presidenta Dina Boluarte, no tendrán un cese.

Una situación similar ocurrió ayer en Puerto Maldonado donde tras un mes de cierre, los manifestantes decidieron abrir durante una hora. De esta manera, los 7 grifos existentes en la ciudad, pudieron abastecerse con 50.000 galones de combustible.

Sin embargo, un gran número de ciudadanos de Madre de Dios, cruzan hasta la ciudad fronteriza de Assis, en Brasil para tanquear de combustibles sus vehículos y llenar envases.