En un esfuerzo por consolidar la integración energética regional, el banco de desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF) y la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE) firmaron este mes un Convenio de Cooperación Técnica. Este acuerdo, que representa un compromiso entre ambas instituciones, tiene como meta optimizar y expandir la infraestructura de transporte de gas natural en los países del MERCOSUR, Bolivia y Chile, promoviendo una transición energética justa.
En conversación con Surtidores Latam, el director ejecutivo de OLADE, Andrés Rebolledo, explicó que este convenio responde a desafíos específicos del sector energético de Sudamérica. Aunque Sudamérica es una región productora de gas natural, todavía enfrenta una paradoja: la dependencia de importaciones sigue siendo significativa debido a desbalances entre producción y consumo.
«Este acuerdo nos permitirá superar barreras estructurales en la infraestructura energética de la región y dar un paso firme hacia la integración, asegurando un suministro de energía confiable y sostenible para todos los países involucrados», afirmó.
La importancia de esto radica en que, no solo se facilitará el acceso al gas natural, sino que también ayudará a reducir la vulnerabilidad de los sistemas energéticos frente a riesgos climáticos y geopolíticos. En una región altamente dependiente de la hidroelectricidad, que a menudo enfrenta desafíos, el GN puede actuar como una fuente de respaldo. Además, su uso como energía de transición contribuye significativamente a la reducción de emisiones, al sustituir combustibles más contaminantes como el carbón y el diésel.
Asimismo, este contexto regional revela múltiples desafíos. Por un lado, la infraestructura actual de transporte de gas no está diseñada para responder a la nueva configuración de oferta y demanda. Esto limita el aprovechamiento eficiente de los recursos gasíferos, obliga a algunos países a importar gas natural licuado (GNL) y aumenta los costos.
Según Rebolledo, las reservas de gas de algunos productores han disminuido, lo que incrementa la necesidad de buscar soluciones de integración que equilibren la oferta y la demanda a nivel regional. Estos factores hacen evidente la urgencia de invertir en la construcción de nuevos gasoductos, la modernización de plantas de tratamiento y regasificación, y el establecimiento de marcos regulatorios que garanticen seguridad jurídica para los inversionistas.
Es por ello que este convenio propone un objetivo a corto plazo, centrándose en consolidar información sobre el soporte existente, desarrollar modelos que optimicen los tiempos de transporte de gas y realizar ajustes regulatorios que permitan un comercio fluido. A largo plazo, la implementación de proyectos prioritarios buscará construir una red integrada de transporte que no solo fortalezca la seguridad energética, sino que también fomente el comercio regional.
Rebolledo enfatizó en que este proyecto va más allá, ya que también abre la puerta a oportunidades futuras en otros sectores energéticos. La cooperación entre CAF y OLADE podría extenderse al desarrollo de infraestructura para hidrógeno verde, biocombustibles y la integración de redes eléctricas.
«La integración energética requiere no solo inversiones en infraestructura, sino también voluntad política y un compromiso por parte de todos los países. Este convenio es un paso en esa dirección», destacó.
Al mismo tiempo, se espera que estas iniciativas generen beneficios económicos, como la creación de empleos y una mayor competitividad en el mercado. «Este convenio no es solo un plan técnico; es un compromiso regional que reconoce la importancia de trabajar juntos para garantizar un futuro energético más limpio, justo y equitativo», finalizó Rebolledo.
0 comentarios