La nueva propuesta de reforma tributaria presentada por el Ministerio de Hacienda y Crédito Público, generó controversias en diversos sectores, debido a su impacto directo sobre el precio de los combustibles líquidos en el país. Cabe mencionar que uno de los puntos más sensibles de la propuesta es el aumento del impuesto al carbono, que afectará tanto a la gasolina corriente como al diésel, con el objetivo de recaudar 1.3 billones de pesos en 2025 y más de 7 billones de pesos hacia 2030.

Ante esta situación, desde la Confederación de Distribuidores Minoristas de Combustibles y Energéticos (COMCE) han expresado y compartido a Surtidores LATAM su inquietud ante el impacto económico que esto traerá, especialmente para los consumidores y el sector transportador.

La reforma propone aumentar hasta cuatro veces la tarifa actual del impuesto al carbono, lo que podría traducirse en un aumento de $491 por galón de gasolina y $564 por galón de ACPM, siempre que no se incluyan mezclas de alcohol carburante o biodiésel.

Cabe señalar que esta suba de precios llegaría en un momento delicado, ya que hace algunos días, el Gobierno Nacional había alcanzado acuerdos con los transportadores sobre otros incrementos en el precio de los combustibles.

“En el paro, la discusión del aumento fue sobre la contribución parafiscal que debía remunerar al refinador (que es un impuesto), ahora es sobre la tarifa del impuesto al carbono (otro impuesto más). Solo que esta vez, la medida no sólo impactará el diésel sino también a la gasolina”, mencionó el principal directivo de COMCE, David Jiménez Mejía.

Según el informe de la Coordinación de Regulación y Análisis Económico del sector COMCE-SOLDICOM, el nuevo valor del impuesto al carbono, tomando en cuenta las mezclas actuales de 10% de alcohol carburante y biodiésel, supondría un alza de $425,29 por galón de gasolina y $488,17 por galón de diésel. Sin embargo, estos aumentos podrían ser aún mayores si el porcentaje de mezcla disminuye, alcanzando incrementos de hasta $658,91 y $753,04 por galón, respectivamente.

El análisis también advierte que, a largo plazo, el impuesto seguirá aumentando. La reforma establece que este gravamen se incrementará anualmente en un 1% por encima del valor de la Unidad de Valor Tributario (UVT), lo que significa que para el año 2030, el impuesto al carbono podría aumentar hasta seis veces su valor actual.

Otra de las principales preocupaciones del sector, según advirtieron es el cambio en la destinación de los fondos recaudados por el impuesto al carbono. Tradicionalmente, este tributo fue utilizado para financiar proyectos ambientales, en reconocimiento de las externalidades negativas derivadas de la combustión de energías fósiles. Sin embargo, la reforma plantea que más de dos tercios del recaudo irán a la caja general del Gobierno nacional, lo que reduce la inversión en iniciativas medioambientales.

Finalmente, COMCE insta al Gobierno a reconsiderar los alcances de esta reforma y a abrir espacios de diálogo antes de proceder con su aprobación. “Debe evaluar el impacto que estos impuestos tendrán en la economía nacional. Es fundamental que se busquen alternativas que no sobrecarguen a los consumidores y que mantengan el objetivo de mitigar los efectos del cambio climático”, concluyó Jiménez.