En el día de la fecha, en Estados Unidos se están llevando a cabo las elecciones presidenciales, donde la competencia se perfila como una de las más disputadas de la actualidad. La vicepresidenta Kamala Harris y el expresidente Donald Trump se encuentran en una cerrada contienda, y el resultado podría tener implicaciones para América Latina, especialmente en el sector de los hidrocarburos.
En conversación con Surtidores Latam, el analista Ramses Pech, señaló que el cambio en los precios de los combustibles no dependería directamente del resultado electoral, sino de factores externos como las decisiones de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP+).
Recientemente, la OPEP+ ha generado incertidumbre al anunciar que extenderá su recorte de producción de 2.2 millones de barriles por día hasta diciembre, posponiendo el esperado aumento de 180.000 barriles diarios. Esto ha impactado los mercados y podría influir en el precio del petróleo en los próximos meses, independientemente de quien asuma la presidencia de Estados Unidos.
No obstante, Pech destacó que, de ganar Kamala Harris, podrían continuar ciertas restricciones en la explotación de zonas federales y limitaciones en torno al gas natural. Esto podría tener repercusiones en el sector, aunque no se espera una política incisiva que altere dramáticamente el mercado en el corto plazo.
Por otro lado, si Donald Trump resultara ganador, su enfoque podría centrarse en reducir las restricciones a la producción energética. Ha prometido «reducir los precios de la energía a la mitad en los primeros 12 meses» de su administración, promoviendo una mayor producción de petróleo y gas natural como medida contra la inflación.
Sin embargo, esta postura también podría incluir políticas arancelarias, como las que recientemente ha mencionado hacia México, lo que podría afectar la dinámica comercial de hidrocarburos entre ambos países.
Según Pech, sin importar quién gane, ambos candidatos han expresado su apoyo al desarrollo de vehículos eléctricos en Estados Unidos. Esto quiere decir que México, por ejemplo, podría enfrentar cambios en sus exportaciones de automóviles manufacturados que funcionan con combustibles fósiles, ya que los VE ganarían protagonismo en el mercado estadounidense.
Asimismo, esto es un llamado para las Estaciones de Servicio en América Latina, ya que deberán adaptarse a nuevas demandas. Con el impulso hacia la electromovilidad, los puntos de expendio podrían necesitar incluir infraestructura de carga eléctrica en el mediano plazo, a fin de mantenerse competitivas y responder a los cambios de consumo.
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