La escasez de combustibles continúa afectando gravemente a Bolivia, lo que desencadenó en una serie de medidas de presión por parte de transportistas y sectores productivos.
En esa línea y con la idea de mitigar esta crisis, el Gobierno boliviano intensificó durante estos días la importación de combustibles desde varios países, entre ellos el Perú, que jugó un rol importante en la entrega de diésel y gasolina.
YPFB, la petrolera estatal boliviana, anunció hace algunas horas a los ciudadanos la llegada de más de 2.000 cisternas también provenientes de Argentina y Paraguay para cubrir el déficit.
Cabe mencionar que el desabastecimiento provocó bloqueos en diversas ciudades del país y afectó la operatividad de gran parte de las Estaciones de Servicio en las que se observaron largas filas a la espera de cargar combustibles.
En total, según lo informado hace algunas horas, se prevé que lleguen a Bolivia 450 cisternas con diésel y 290 con gasolina desde Perú. Según Gabriela Delgadillo, gerente de Productos Derivados e Industrializados de YPFB, esta colaboración es fundamental para garantizar que los energéticos lleguen a las regiones más afectadas de Bolivia.
“Estamos realizando volúmenes de importación bastante agresivos que nos van a permitir ir normalizando y regularizando los despachos en las Estaciones de Servicio, hasta que en el transcurso de esta semana las filas, tanto de gasolina como de diésel, puedan desaparecer en su totalidad”, agregó la directiva.
En tanto, el presidente Luis Arce señaló que el problema se resolverá en un plazo de diez días. Sin embargo, los sectores productivos, especialmente el agrícola, han expresado su preocupación por los retrasos.
Por otro lado, desde el sector empresarial advierten que la falta de diésel podría comprometer la seguridad alimentaria del próximo año si no se normaliza pronto el suministro de combustibles.
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