El Senado de la República archivó el Proyecto de Ley de Hidrógeno, una iniciativa que había sido aprobada en la Cámara de Representantes y que generaba grandes expectativas entre los sectores empresariales y gubernamentales.
Sin embargo, a pesar de todo ese optimismo inicial, la presión en el Congreso para la aprobación de otras reformas prioritarias y el ajustado calendario legislativo, la iniciativa no logró avanzar en esta legislatura.
El proyecto, que estuvo en desarrollo durante cerca de dos años, involucró una estrecha colaboración entre empresas del sector energético, el Gobierno y varios congresistas. Su objetivo era establecer un marco regulatorio robusto para el hidrógeno como vector energético, impulsando su producción y uso en Colombia.
Cabe mencionar que en el Senado, el Ministerio de Minas y Energía solicitó una serie de ajustes y aclaraciones que retrasaron aún más el proceso como, según mencionaron organizaciones, las definiciones más precisas sobre los distintos tipos como el verde y el azul.
“Es importante que estemos listos para acoger la economía del hidrógeno, necesitamos desplegar programas de capacitación y transferencia tecnológica, identificar si podemos ser productores de algunos de los insumos o maquinarias utilizadas en este nuevo sector y preparar nuestra infraestructura”, había mencionado tiempo atrás, a Surtidores LATAM, Mónica Gasca Rojas, Directora Ejecutiva de la Asociación Colombiana de Hidrógeno – Hidrógeno Colombia.
El proyecto de ley, presentado por el congresista Nicolás Barguil, proponía incentivos económicos progresivos para la producción de hidrógeno limpio y sus derivados, como el amoniaco y otros combustibles sintéticos.
Asimismo, buscaba reglamentar la producción de este energético bajo la supervisión del Ministerio de Minas y Energía, abordando aspectos técnicos, de seguridad y trazabilidad en toda la cadena productiva.
Por último, un punto destacado de la iniciativa era la propuesta de mezcla de hidrógeno con gas natural en las redes de distribución existentes. Se establecía un objetivo para 2030, en el cual al menos un 5% del volumen total de gas natural comercializado o distribuido debería ser hidrógeno de cero o bajas emisiones.
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