El sector energético en México enfrenta una encrucijada histórica. La creciente popularidad de los vehículos eléctricos (EVs) no solo está transformando la manera de desplazarse, sino que también está replanteando los cimientos del modelo tradicional de Estaciones de Servicio.
El camino hacia la electromovilidad está lleno de retos y uno de los principales es la infraestructura. Adaptar las gasolineras tradicionales para incluir cargadores rápidos y modernos requiere una inversión inicial significativa. Según datos recientes, el costo promedio de instalar un punto de carga rápida puede oscilar entre los $10.000 y $40.000 dólares, dependiendo de la capacidad y el equipo.
Otro factor crucial es la disparidad en el acceso a la electricidad. Mientras que en zonas urbanas la conectividad eléctrica permite imaginar un despliegue de electrolineras, en regiones rurales la realidad es otra. El suministro eléctrico no siempre es confiable y, en algunos casos, ni siquiera existen los recursos suficientes para satisfacer la demanda actual, mucho menos la futura.
Por otro lado, la falta de regulación específica en México añade incertidumbre. Aunque el gobierno ha mostrado interés en fomentar el uso de energías limpias, aún no hay un marco normativo que incentive de forma decidida la instalación de estaciones de carga o que facilite los procesos para los inversionistas interesados.
Cabe destacar que la transición hacia un modelo energético más sostenible también abre puertas a nuevas oportunidades de negocio. Las Estaciones de Servicio tienen la posibilidad de diversificar sus ofertas, integrando servicios complementarios como cafeterías, tiendas y espacios de trabajo mientras los conductores esperan que sus vehículos se carguen.
De esta manera, al integrar tecnologías como paneles solares en las electrolineras, los empresarios gasolineros pueden reducir costos operativos y al mismo tiempo alinearse con los objetivos de sostenibilidad que demandan tanto los consumidores como los organismos internacionales. Asimismo, fomentar alianzas público-privadas puede acelerar el desarrollo de la infraestructura necesaria.
Ozbaldo Treviño, Gerente Comercial de Emagas, expresó a Surtidores Latam que el factor colectivo es el núcleo de esta transformación. “Es esencial la colaboración entre el sector privado, el gobierno y los consumidores. Juntos, podemos construir un ecosistema energético más inclusivo, confiable y sostenible”, señaló.
Por su parte, varios empresarios gasolineros ya están explorando estrategias para adaptarse a esta nueva realidad. Desde la instalación de puntos de carga iniciales hasta el diseño de programas piloto en ciudades estratégicas, el sector privado comienza a tomar los primeros pasos hacia la electrificación.
0 comentarios