América Latina exhibe una marcada disparidad en el precio de la gasolina, producto de las distintas políticas energéticas, subsidios estatales y condiciones económicas internas.
Según el portal Global Petrol Prices, a octubre de 2025 la región abarca desde uno de los precios más bajos del mundo hasta el más alto del continente. En el extremo inferior se ubica Venezuela, donde el litro de gasolina cuesta apenas 0,035 dólares, siendo el tercer precio más bajo del planeta.
No obstante, este valor ultra subsidiado solo aplica para los primeros 120 litros mensuales y exige contar con el “Carnet de la Patria”. Más allá de ese límite, el costo del combustible se aproxima al precio internacional, lo que genera una fuerte brecha en el acceso y persistentes distorsiones en el mercado interno.
Bolivia ocupa el segundo lugar más económico de la región, con un valor promedio de 0,542 dólares por litro. El precio se mantiene estable debido a un sólido esquema de subsidios a los carburantes, aunque esta política representa una pesada carga fiscal para el Estado, que destina miles de millones de dólares al año para importar combustibles. En los últimos meses, el país enfrenta episodios de desabastecimiento, reflejando la tensión entre control de precios y sostenibilidad del suministro.
Más al norte, Ecuador mantiene la gasolina en torno a 0,769 dólares, producto de un sistema mixto de regulación. En tanto, en el Cono Sur, Argentina muestra un precio de 0,994 dólares, resultado de regulaciones gubernamentales y congelamientos temporales en medio de un contexto inflacionario que presiona al resto de los sectores económicos.
En contraste, Uruguay encabeza el listado con la gasolina más cara de América Latina, alcanzando 1,964 dólares por litro. Su mercado opera con escasos subsidios y precios ajustados a las referencias internacionales del crudo. Le siguen México (1,390 dólares), Costa Rica (1,350 dólares) y Chile (1,319 dólares), países con marcos regulatorios abiertos y políticas de precios ligadas a los costos reales de importación y refinación.
En el rango intermedio se encuentran Brasil (1,138 dólares), Colombia (1,078 dólares) y Perú (1,202 dólares). En el caso colombiano, el gobierno de Gustavo Petro aplica aumentos graduales en los últimos años como parte del desmonte de subsidios al combustible, buscando equilibrar las finanzas del Fondo de Estabilización de Precios.
El contexto internacional también tiene un peso decisivo. Las tensiones en Medio Oriente, la volatilidad del mercado petrolero y las interrupciones logísticas globales afectan los costos de refinación, transporte y distribución. Frente a estos factores, la capacidad de producción interna y la infraestructura energética se han convertido en determinantes clave para contener los precios locales.













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