La Refinería de Dos Bocas, de Tabasco, es una de las obras emblemáticas del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, que ha sido objeto de atención tanto por sus promesas como por sus controversias. Mencionada como una pieza eje en la estrategia energética de México, la planta ha enfrentado múltiples obstáculos a lo largo de su desarrollo.

En conversación con Surtidores Latam, Isidro Fernández, especialista en regulaciones de IFENERGHI, ofreció su perspectiva sobre las implicancias que esto podría tener para el sector gasolinero. En este sentido, uno de los inconvenientes que más destacó fue un accidente registrado a principios de julio, que incluyó una fuga de gas. 

A pesar de esto, la refinería fue inaugurada recientemente por el presidente Andrés Manuel López Obrador, la presidenta electa Claudia Sherman, y el director de Pemex, Octavio Romero. Sin embargo, el desafío ahora, según Fernández, es determinar cuándo alcanzará su capacidad operativa y de diseño completa. 

Este aspecto resulta fundamental no solo para el éxito del proyecto, sino también para la estabilidad del suministro de combustibles en el país, ya que el impacto de esto podrá repercutir en la industria gasolinera. Fernández explicó que la suma de obstáculos pueden perjudicar finalmente a los ciudadanos como a los empresarios gasolineros. 

«Lo que debemos considerar es que los retrasos y los sobrecostos en proyectos de esta envergadura nos afectan a todos», señaló. La refinería, en teoría, debería mejorar la cobertura en el abasto de combustibles a nivel nacional. Sin embargo, si no se logra la capacidad máxima de operación, esto podría repercutir en la cadena de comercialización.

Cabe destacar que durante el mes de julio de este año, Dos Bocas produjo 1.1 millones de barriles de diésel ultra bajo azufre, lo que equivale a una tasa de aproximadamente 35.484 barriles diarios. Esta cifra representa el 27.3% de la capacidad total de producción de este tipo de carburante en la plata, según el Sexto Informe de Gobierno de la administración actual. 

En agosto, se logró una capacidad de procesamiento de 170.000 barriles de petróleo crudo, un valor cercano al 50% de su capacidad total. Además, se comenzó la producción de gasolina de ultra bajo azufre, marcando un avance en la operatividad. 

Fernández enfatizó en que el complejo industrial debería procurar contribuir lo más pronto posible, a que Pemex tenga una producción mayor para el consumo de carburantes de los mexicanos, beneficiando así a toda la cadena de distribución.