En México, el panorama energético está marcado por una compleja interacción entre recursos naturales, tecnología, política y economía. La industria petrolera, representada principalmente por PEMEX, ha sido durante décadas una pieza clave en la economía nacional. Sin embargo, este sector también enfrenta desafíos, especialmente en lo que respecta a su impacto ambiental y su capacidad para adaptarse a un mundo cada vez más orientado hacia la sostenibilidad.

En medio del debate sobre el futuro energético y ambiental de México, Ramses Pech, experto en la materia, ofreció a Surtidores Latam, una visión crítica y esclarecedora. En una reciente declaración, señaló las discrepancias entre las estrategias gubernamentales y la realidad de las emisiones contaminantes en el país.

El especialista sostuvo que las refinerías de PEMEX no son el principal motor de contaminación en México. Según su análisis, el gas natural ocupa el primer lugar en la producción de gases de efecto invernadero, seguido de cerca por la quema de combustibles en vehículos automotores. 

«Pemex en total genera de gases de efecto invernadero (GEI) entre 170 a 190 mil tCO2e (toneladas de CO2 equivalente) por día», afirmó Pech, destacando que las petroleras contribuyen sólo al 21% de este total. Sin embargo, advirtió sobre la necesidad de invertir en tecnologías para reducir estas emisiones.

Mirando hacia el futuro, Pech enfatizó en la importancia de que PEMEX se adapte a la transición energética y resaltó la necesidad de considerar los riesgos del cambio climático, así como las regulaciones internacionales y las mejores prácticas en el sector.

«La resolución de conflictos ambientales y la reducción de GEI, será en un tiempo cercano, un acceso para las empresas que necesiten ayuda para financiar proyectos” relató el experto, subrayando la creciente importancia de la sostenibilidad en las decisiones económicas.

Pech instó a enfocar la mirada a la transición energética, optando por una mayor inversión en innovación y desarrollo. Además resaltó que PEMEX y CFE necesitan un poco más de margen para poder tomar decisiones que hagan evolucionar a estas marcas. 

Para finalizar el mismo hizo hincapié en que es importante desarrollar un plan estratégico realista, basado en la cotidianidad energética y las necesidades de los mexicanos, que se pueda llevar a cabo con éxito.