Latam.
12 Nov, 2024
Opinión. Trump vuelve a la Casa Blanca: ¿Qué impacto tendrá en la política energética de América Latina?
Raphael Faucz, Vice President of Oil Markets Research in Latin America, analizó cómo la región podría enfrentar un nuevo impulso en los combustibles fósiles y una desaceleración en la transición hacia energías limpias.

Donald Trump regresará a la Casa Blanca tras su victoria en las elecciones presidenciales de 2024. Su regreso representa un cambio de rumbo en la política energética de Estados Unidos, generando inquietud en América Latina sobre las implicancias para el sector energético en la región. 

En diálogo con Surtidores LATAM, Raphael Faucz, Vice President of Oil Markets Research in Latin America, destacó que, aunque aún no se conocen todos los detalles de las futuras políticas de Trump, la experiencia de su primer mandato ofrece indicios sobre lo que podría venir: un enfoque más agresivo en la producción de combustibles fósiles y una posible desaceleración en la transición hacia energías limpias.

Como primera medida, Faucz mencionó que, durante su primer mandato, el magnate se enfocó en la expansión de los hidrocarburos mediante la desregulación y una política energética centrada en la independencia y el fortalecimiento de la industria estadounidense. 

Promovió la producción doméstica a través de una amplia desregulación y la salida de Estados Unidos del Acuerdo de París. Esto posibilitó un rápido aumento en la producción de petróleo y gas, fortaleciendo a Estados Unidos como exportador de derivados y reduciendo su dependencia externa”, afirmó.

Por otro lado, el comercio entre Estados Unidos y México es un tema clave, y en ese sentido Faucz explicó que la renegociación del Tratado de Libre Comercio hacia el actual USMCA permitió que los productos energéticos continuaran libres de aranceles.

Beneficia a Estados Unidos, que actualmente exporta entre 500,000 y 600,000 barriles diarios de diésel y gasolina hacia México. Aunque este último busca reducir esta dependencia con la nueva Refinería Olmeca, su plena operación está prevista para 2025, lo que mantiene la demanda mexicana de productos refinados estadounidenses”, comentó.

En el comercio más amplio con América Latina, Estados Unidos tiene una posición superavitaria en derivados, especialmente diésel y gasolina. Además de México, Brasil y Colombia exportan aproximadamente 200,000 barriles diarios cada uno de petróleo crudo hacia Estados Unidos, mientras que Ecuador contribuye con unos 100,000 barriles diarios”, expresó.

Asimismo agregó: “Estas importaciones son principalmente de petróleos medianos y pesados, más adecuados para el perfil de las refinerías estadounidenses, ya que la expansión de la producción doméstica de shale es mayoritariamente de petróleos ultraligeros y condensados, los cuales presentan limitaciones de procesamiento en muchas refinerías”.

En ese contexto, Faucz mencionó que las sanciones a Venezuela implementadas durante el mandato de Trump redujeron la influencia de Maduro en el mercado estadounidense y debilitaron a PDVSA. “Biden emitió licencias temporales para permitir exportaciones limitadas de petróleo venezolano, pero Trump ya ha indicado que retomará las sanciones rigurosas si vuelve a asumir la presidencia, interrumpiendo nuevamente estas exportaciones”, argumentó.

El directivo también prevé que Trump frenaría la agenda de transición energética, revisando o eliminando los incentivos del Inflation Reduction Act (IRA) destinados a energías renovables, lo que podría ralentizar la transición energética a nivel global y favorecer la demanda de petróleo a mediano plazo, beneficiando proyectos de largo plazo en América Latina, como el presal en Brasil, las reservas en Guyana y Vaca Muerta en Argentina.

No obstante argumentó: “Aunque la política de Trump pueda favorecer un impulso a la producción doméstica en Estados Unidos, las decisiones de inversión en proyectos internacionales son en su mayoría corporativas y basadas en evaluaciones de largo plazo. Así, no se espera que grandes proyectos, como el de ExxonMobil en Guyana, sufran alteraciones significativas debido a un posible cambio en la administración estadounidense”.

A nivel de comercio global, consideró que un aumento en las tensiones entre Estados Unidos y China podría abrir aún más el mercado chino al petróleo latinoamericano.

Finalmente, señaló que estas medidas, sumadas a una posible revisión del USMCA, serían los principales puntos de impacto para el sector energético en América Latina, con un efecto indirecto sobre la política comercial y energética de la región.

En suma, las políticas de Trump hacia América Latina no tienen una dirección clara y específica, estando más influenciadas por su agenda energética y comercial global. La excepción es el caso de Venezuela y la posibilidad de revisión del USMCA, que, aunque improbable que altere la tarifa cero para petróleo y derivados, sigue siendo un punto a monitorear”, resumió Faucz.

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