Latam.
21 Ene, 2025
Nuevo rumbo “Vamos a perforar, perforar y perforar, baby”: Estados Unidos redefine su agenda energética
La nueva política de Trump plantea desafíos para América Latina, al priorizar la autosuficiencia y el dominio del mercado global de hidrocarburos.

En su primer día como presidente de los Estados Unidos, Donald Trump firmó una serie de órdenes ejecutivas que marcaron el rumbo de su administración, priorizando la energía y el comercio como ejes fundamentales de su política interna y externa. Entre las decisiones destacadas está la salida del Acuerdo de París, la eliminación de regulaciones sobre la producción de combustibles fósiles y restricciones comerciales hacia países clave como México y Venezuela.

En su discurso, Trump justificó estas medidas argumentando que el «gasto excesivo masivo» de la administración anterior fue la causa principal de la inflación actual. Su solución: un incremento drástico en la explotación de los recursos energéticos nacionales. “Vamos a perforar, perforar y perforar, baby”, afirmó con un tono desafiante, subrayando que la producción estadounidense de petróleo y gas será el motor que impulse la economía y reduzca los costos de energía.

Esta postura energética se complementa con la declaración de una emergencia nacional en este sector, un movimiento que según Trump busca aumentar la capacidad eléctrica del país y posicionarlo como líder en tecnologías avanzadas como la inteligencia artificial, donde la demanda de energía es un factor elemental. 

Además, anunció aranceles a México y Canadá, mientras reafirmó su intención de detener las importaciones de petróleo venezolano, argumentando que esta decisión busca debilitar al régimen de Nicolás Maduro. “No necesitamos ese petróleo. Eso va a tener un gran impacto en Venezuela”, afirmó el mandatario.

Ante esto, el especialista en energía, Ramsés Pech, comentó a Surtidores Latam que estas medidas reflejan una estrategia basada en la hegemonía económica y energética de Estados Unidos. Respecto a la salida del Acuerdo de París, Pech señaló que Trump ve esta iniciativa global como una carga impositiva para las empresas de combustibles fósiles, mientras promueve una transición energética más lenta pero sostenible en el tiempo. “EEUU busca mantener su liderazgo en la producción de gas natural licuado, que le permite controlar mercados como Europa y parte de Asia, debilitando la dependencia de países hacia proveedores como Rusia y Venezuela, explicó.

En cuanto a la apuesta por los combustibles tradicionales, el especialista destacó que Trump parece entender la electrificación del transporte como un proceso aún lejano para la economía estadounidense. “El mercado de vehículos eléctricos genera grandes expectativas, pero Estados Unidos está priorizando primero la adaptación de su industria manufacturera de automóviles antes de avanzar hacia una transición total”, agregó Pech. 

Por otro lado, remarcó que el mensaje del mandatario a México es claro: «No te necesito, y puedo replicar tus procesos industriales dentro de Estados Unidos con mejores condiciones para las empresas y los trabajadores estadounidenses».

Sobre las implicaciones globales, Pech advierte que la declaración de Trump marca una «guerra económica no bélica», enfocada en desestabilizar a potencias dependientes de los hidrocarburos mientras fortalece la posición de Estados Unidos como proveedor líder de energía.

Etiquetas de la nota:

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Seguir Leyendo

Síguenos
en nuestras redes