El Gobierno habilitó la importación sin arancel de 50.000 autos eléctricos e híbridos durante 2026 y reavivó un debate que, más allá del atractivo de los nuevos modelos, toca de lleno al sector de las Estaciones de Servicio.
Según estimaciones del Ministerio de Economía, hacia fines de enero podrían haber ingresado al país unas 40.000 unidades correspondientes a las dos convocatorias anteriores, mientras que este nuevo cupo completará un total de 50.000 vehículos eléctricos e híbridos circulando en Argentina a comienzos de 2026.
Pero, mientras las terminales se preparan para ingresar unidades con un valor de hasta 16.000 dólares FOB —precio del vehículo en el punto de embarque, sin incluir flete ni seguro internacional—, los operadores de combustibles miran con atención el otro lado de la historia: la infraestructura necesaria para sostener esta transición energética.
“Hay mucho interés, incluso de marcas tradicionales y nuevas, pero lo que sigue faltando es infraestructura”, advirtió Gustavo Salerno, líder de E-Mobility Business Development en Scame Argentina.
En diálogo con surtidores.com.ar, explicó que instalar cargadores potentes requiere inversiones que superan los 200.000 dólares solo en equipamiento y adecuación eléctrica, y que muchas empresas deben solicitar nuevas subestaciones para alimentar los puntos de carga, un proceso que demanda tiempo y planificación.
Su diagnóstico es tajante: el país está en condiciones de recibir más autos eléctricos, pero no todavía de abastecerlos adecuadamente.
El desafío no es menor. Hoy, alrededor del 75 por ciento de las recargas se realizan en los hogares, mientras que el resto se divide entre Estaciones de Servicio y puntos públicos. Sin embargo, con la llegada de decenas de miles de nuevos vehículos, los puntos de carga rápida se volverán imprescindibles, especialmente en corredores interurbanos.
En este sentido, las Estaciones de Servicio aparecen como actores clave para sostener la demanda, pero el marco operativo aún es incierto. “Seguimos sin una normativa que determine cuánto debe valer el kilowatt hora. Hoy cada marca cobra tarifas distintas y eso desalienta la inversión”, sentenció Salerno.
La incertidumbre tarifaria se combina con otros desafíos, como la seguridad y la capacitación. Desde Scame Argentina ya trabajan junto a bomberos en protocolos específicos para incendios de baterías de litio, una situación que requiere procedimientos distintos a los tradicionales. “Todo eso forma parte de una nueva etapa que el país tiene que encarar con responsabilidad”, apuntó el especialista.
El potencial de negocio, sin embargo, es enorme. En países como Uruguay o Chile, donde la electromovilidad ya está más avanzada, las estaciones con cargadores rápidos se convirtieron en puntos de referencia para los conductores y en nuevos polos de rentabilidad.
En Argentina, algunas cadenas ya iniciaron pruebas piloto en corredores turísticos y urbanos, y fabricantes como Scame proyectan producir cargadores de fabricación nacional cuando el mercado alcance la escala necesaria.
La comparación con otros países muestra también el potencial de ahorro para los usuarios. Mientras en Europa el costo de recargar un vehículo ronda los 0,25 euros por kilowatt hora, en Argentina las tarifas varían ampliamente entre empresas privadas y petroleras, sin un parámetro oficial. YPF, AXION energy y Shell ofrecen experiencias muy distintas tanto en precio como en velocidad de carga.
En este contexto, el operador local se enfrenta a una decisión compleja: invertir hoy en un servicio con alta incertidumbre o esperar a que el mercado madure.
Para muchos estacioneros, el debate ya no pasa por si la electromovilidad llegará, sino cuándo y cómo impactará en su negocio. Incorporar puntos de carga no solo podría atraer a un nuevo tipo de cliente, sino también redefinir la función misma de la estación, que ya dejó de ser un simple punto de despacho de combustible para transformarse en un espacio de servicios integrales: tiendas, cafés, gastronomía, descanso y, ahora, energía.
“El estacionero tiene que saber cuánto cuesta la energía, cómo manejar la seguridad y cuál será el retorno de su inversión. Solo así la transición será realmente sustentable”, concluyó Salerno, aclarando que el ROI (Retorno de la Inversión) no sólo va a provenir de la venta de energía, sino que las Estaciones de Servicio deberán desarrollar un modelo de negocio que ofrezca condiciones atractivas para potenciar el consumo del conductor mientras aguarda su carga, transformando así la espera en una experiencia rentable y estratégica.
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