Ante la creciente tensión geopolítica en Medio Oriente, que involucra directamente a Irán, Israel y ahora también a Estados Unidos, los efectos económicos del conflicto ya comenzaron a sentirse en Paraguay. El mercado local de combustibles experimenta una nueva escalada de precios, aún antes de que se concreten cortes reales en el suministro global.
Durante el fin de semana del 22 y 23 de junio, varios emblemas privados ajustaron sus tarifas. Las subas, que oscilan entre G. 750 y G. 1.000 por litro en naftas y gasoil, fueron justificadas por las distribuidoras en base al incremento de los precios internacionales del petróleo. Miguel Bazán, presidente de la Cámara de Distribuidores de Combustibles (Cadipac), explicó que la tensión en el Estrecho de Ormuz elevó los costos del crudo y de los fletes.
“La incertidumbre ya tiene un costo. Los precios se ajustan no tanto por escasez, sino por el riesgo de que eso ocurra”, señaló Bazán, quien también confirmó que la suba no se detendría en estos primeros días.
Sin embargo, desde el Gobierno se busca bajar el tono de la alarma. El ministro de Industria y Comercio, Javier Giménez, aseguró hace unas horas que Paraguay no se encuentra expuesto a un desabastecimiento inmediato.
“Petropar cuenta con un stock suficiente para abastecer el mercado por tres meses al precio actual. Nosotros no importamos desde esa región, por lo que el suministro está garantizado a corto plazo”, expresó. No obstante, también admitió que, si el conflicto persiste, habrá una presión inevitable sobre los precios.
Giménez apuntó con dureza contra los emblemas privados que, según él, “Históricamente, aprovechan este tipo de coyunturas para especular. Es un comportamiento natural del sector privado”, comentó y añadió que esa actitud podría provocar una migración masiva de usuarios hacia las estaciones de Petróleos Paraguayos, que por ahora mantienen los precios congelados.
La propia Petropar había bajado sus precios en mayo pasado, en una medida celebrada por el presidente Santiago Peña con fines simbólicos y económicos. Esa reducción, sin embargo, quedó desdibujada por el nuevo contexto internacional. Aunque la petrolera estatal aún mantiene sus valores, la presión de mercado y la pérdida sostenida de participación hacen prever que no podrá sostener su estrategia por mucho más tiempo.
Más allá de la postura de la petrolera estatal, las subas ya son una realidad en varios puntos del país, y emblemas como Shell y Petromax están en proceso de actualización de tarifas, lo que anuncia un aumento generalizado e inminente.
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